Los dos condenados, Dmitri Konoválov y Vladislav Kovaliov, "representan un gran peligro para la sociedad y hay que aplicarles la pena capital", aseguró el magistrado y vicepresidente del Tribunal Supremo bielorruso, Alexandr Fedortsov, según las agencias rusas.
Bielorrusia es el único país del continente que aún aplica la pena de muerte, por lo que no es miembro del Consejo de Europa.