La Misión de Veeduría Electoral de la Organización de Estados Americanos (MVE/OEA) en Colombia, encabezada por el ex Presidente de Costa Rica José María Figueres, desplegó 64 observadores que visitaron 398 centros de votación en 24 departamentos del país y el Distrito Capital con el objetivo de observar las elecciones presidenciales de ayer domingo.
Durante las semanas previas al día de la votación, los expertos de la Misión observaron de manera detallada aspectos clave del proceso electoral, incluyendo organización y tecnología electoral, financiamiento de las campañas, voto en el extranjero, delitos electorales y resolución de disputas. El Jefe de Misión, nombrado para esta tarea por el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, mantuvo reuniones con los distintos actores del proceso electoral con el objetivo de contar con una mirada integral sobre estos comicios. Las observaciones de la Misión, se presentarán en un informe orientado a contribuir en el mediano y largo plazo al fortalecimiento de los procesos electorales en el país.
La Misión desea resaltar, en primer lugar, que la jornada electoral de ayer fue la más pacífica en décadas y felicita por ello a la ciudadanía colombiana y a todas las instituciones que hicieron posible este logro para el país. Asimismo, desea destacar el trabajo realizado por la Registraduría Nacional del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral en la organización del proceso. La Misión observó también el buen trabajo desarrollado por la Comisión de Seguimiento Electoral, coordinada por el Ministerio del Interior, un espacio en el cual se discutieron, y en muchos casos se resolvieron, las inquietudes planteadas por los actores políticos antes de la elección. En nuestra opinión, la Comisión, replicada además a escala departamental, es un instrumento altamente valioso que no sólo debería continuar sus labores de cara a la segunda ronda sino incluso luego del proceso electoral, como foro para consensuar eventuales reformas al sistema electoral colombiano.
En cuanto a la organización de la jornada electoral de ayer, la Misión destaca que todas las mesas observadas abrieron a tiempo y contaron con los materiales que permitieron a la ciudadanía ejercer su derecho al voto. Del mismo modo, celebra la rapidez con que se presentaron los resultados electorales preliminares, cuya tendencia fue posible conocer menos de una hora después del cierre de las mesas de votación. Ese es un logro mayúsculo de acuerdo con cualquier estándar y es el fruto de un arduo trabajo realizado por el equipo técnico de la Registraduría, que es menester felicitar. Esos resultados, cabe añadir, fueron aceptados en forma oportuna por todos los candidatos y candidatas, que dieron una muestra de gran madurez democrática, que hacemos votos porque sea la norma en futuros procesos electorales.
En materia de transparencia en el financiamiento de campañas, la MVE/OEA también detectó progreso. En tanto que en las elecciones legislativas de marzo pasado no todos los partidos y movimientos utilizaron el aplicativo “Cuentas Claras”, un mecanismo de rendición de cuentas, en la elección presidencial todos los contendientes presentaron sus informes de financiamiento de campañas a través de ese dispositivo, lo cual mejora la transparencia del proceso. La Misión invita a las autoridades y partidos a expandir el uso del aplicativo “Cuentas Claras” y, en general, de las nuevas tecnologías, con el fin de fortalecer la transparencia del financiamiento de la política.
Pese a todos estos méritos hay, sin embargo, aspectos del proceso que han preocupado a la Misión y que, en nuestro criterio, demandan atención preferente. El primero y más importante de ellos es la escasa participación electoral. De acuerdo con los datos del preconteo de la Registraduría Nacional, el 59,93% de los sufragantes se abstuvo de votar, lo que marca un aumento considerable del abstencionismo con respecto a la primera ronda de la elección presidencial del año 2010. Es esta la primera ocasión en que una elección presidencial en Colombia registra una participación electoral menor a la de la elección legislativa inmediatamente anterior.
Que en el acto de seleccionar a la persona que habrá de ocupar la primera magistratura del país dos terceras partes de los electores no participen o voten en blanco no puede interpretarse sino como una muestra del grave desencanto de los ciudadanos respecto del sistema político. Este poderoso mensaje no debe pasar inadvertido. Como mínimo, debería mover a los líderes políticos, a los partidos y a las autoridades electorales a lanzar un esfuerzo nacional para fortalecer la conciencia cívica y promover el ejercicio del sufragio.
La Misión considera que el tono negativo de las campañas pudo ser una de las causas que generó este alto nivel de abstencionismo. La campaña electoral que condujo al acto eleccionario de ayer estuvo caracterizada, sobre todo en su fase final, por un tono fuertemente negativo y por una relativa carencia de debates políticos con participación de todos los aspirantes. Las campañas centradas en el ataque al adversario no contribuyen en nada a fortalecer la participación de los ciudadanos en las urnas; antes bien, los alejan. Tales campañas pueden o no reportar beneficios electorales de corto plazo a quien las practica, pero invariablemente le hacen un daño severo a la democracia y al liderazgo político en el largo plazo.
De cara a la segunda vuelta y a futuros procesos electorales, la MVE/OEA hace un llamado respetuoso pero enfático a los actores políticos colombianos a centrar la discusión en las ideas y propuestas que ofrecen al pueblo colombiano, y a conducir con civilidad sus intercambios. Asimismo, la Misión recomienda a las autoridades electorales, medios de comunicación, universidades y otros actores sociales estimular la celebración de más debates entre los contendientes de la segunda vuelta presidencial.
Otros aspectos puntuales, que hacen a la organización electoral, requieren también mejorarse y pueden ser atendidos con la perspectiva en la segunda vuelta. Así, por ejemplo, la MVE/OEA observó una presencia reducida de testigos electorales de los partidos políticos en las mesas de votación, un fenómeno que priva a los propios partidos políticos del mejor instrumento para fortalecer la integridad del proceso electoral. Asegurar la integridad de la elección es una responsabilidad de las autoridades electorales, pero también de los propios partidos políticos. Respetuosamente, los instamos a realizar los mejores esfuerzos para ampliar la presencia de los testigos en los centros y mesas de votación, con el fin de blindar aún más el proceso electoral.
Del mismo, modo, la Misión observó que las mamparas de votación utilizadas no garantizan el secreto del sufragio. Por ello, reiteramos aquí una recomendación realizada por misiones similares a la nuestra en múltiples elecciones pasadas, para que se pongan en práctica medidas que les proporcionen mayor privacidad a los ciudadanos y ciudadanas al momento de votar.
En relación con el ejercicio del voto en el exterior, al igual que la ciudadanía colombiana hemos constatado con preocupación la filtración de resultados electorales parciales en dos países días antes de que se celebrara la jornada electoral en el territorio nacional. La Misión observó que no existen suficientes reglas para prohibir la difusión de estos resultados. Por tanto se recomienda fortalecer el marco legal en la materia e incluir en los manuales de capacitación para funcionarios consulares y jurados de mesa instrucciones claras al respecto.
La Misión de la Organización de los Estados Americanos mantendrá un equipo de trabajo en el país para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, a fin de completar el trabajo de veeduría que viene realizando desde el mes de marzo. Finalmente, la Misión desea agradecer las contribuciones de Canadá, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Francia, Perú y Suiza para el despliegue de la MVE en Colombia.
OEA