Durante diez años Frédéric Matwies maltrató a Sabrina, su compañera sentimental a base de palizas, humillaciones y constantes broncas.
"Estuve a punto de matarla", confiesa a Efe este diseñador industrial que ahora, con 44 años y rehabilitado tras una larga terapia, ha agitado las librerías francesas con su relato "Il y avait un monstre en moi" (Había un monstruo en mí), donde cuenta su experiencia como maltratador.
En un país poco acostumbrado a hablar de la violencia machista, el libro de Matwies persigue "mover conciencias" y "poner en la plaza pública un debate necesario", asegura.
En su relato, el autor narra desde el epicentro del maltrato, la espiral de violencia: una disputa deriva en una amenaza, que pasa a convertirse en un golpe y, pronto, en una paliza.
Sabrina recibió los golpes en silencio. Y los cigarros apagados en su piel o las diferentes vejaciones a las que fue sometida, como verse obligada a comer las heces de un conejo.
"Después de cada golpe te arrepientes, pero al poco tiempo vuelves a hacerlo, es superior a tus fuerzas", señala.
Matwies mira ahora con cierta distancia la que fue su conducta. La terapia le ha ayudado a conocer cómo llegó a esa situación, dice.
"Ya desde niño tenía comportamientos violentos y eso se agudizó con mi pareja", asegura.
Padre de dos hijas que presenciaban regularmente las palizas, Matwies ha logrado la reconciliación con Sabrina, aunque ya no compartan techo ni relación sentimental.
Ella, con la que pasa cada tarde de domingo en compañía de sus hijas, le ayudó a escribir el relato. "Juntos repasábamos los hechos, algunos habían desaparecido de mi memoria y ella me los recordó", señala.
El maltratador rehabilitado se deshace en elogios hacia Sabrina, gracias a la cual logró salir de esa dinámica que le precipitó hasta el borde del intento de asesinato, comenta.
Un día cualquiera -"uno más", recuerda- la ira llevó a Matwies a tomar un cuchillo y tratar de hundirlo el corazón de su pareja.
"Tenía ganas de matarla. La herí en el brazo y, en seguida, pensé que había cometido una barbaridad. Ella me dijo que no me denunciaría si no volvía a hacerlo. Pero al día siguiente tuvimos otra disputa y ella no pudo más, acudió a la policía", señala.
Tras varios días en arresto, fue condenado a cuatro meses de prisión exentos de cumplimiento y a seguir una terapia.
"Esa fue mi salvación", rememora Matwies, que cayó en los brazos del doctor Roland Coutanceau, especialista en este tipo de cuestiones.
Fue el médico el que le convenció de que "se puede salir" y ahora, rehabilitado, Matwies quiere que su testimonio sirva para probarlo.
Para facilitarlo, Matwies considera que "es preciso que haya una mayor sensibilización social con este problema y, para ello, es necesario que se hable más, que los medios de comunicación traten más los casos de violencia machista".
A pesar de que en lo que va de año 146 mujeres han sido asesinadas en Francia "es un tema tabú y solo se habla del asunto el 25 de noviembre", con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, dice.
"Si se hablara más, se ayudaría a los hombres a despertar de su violencia, que en cierta forma es una anestesia. También contribuiría a que interviniera la familia, los vecinos, el entorno", asegura.
En eso coincide con Coutanceau, que piensa que testimonios como el de Matwies "hacen avanzar las cosas" porque "habrá más hombres que se atrevan a mostrarse a cara descubierta".
La espiral del maltrato también precisa de otras ayudas, como campañas estatales de sensibilización que, según Matwies, "deben comenzar en las escuelas". Y, sobre todo, no pensar que "sólo con la cárcel se acaba con los maltratadores, que lo que realmente necesitan es una terapia".
Para él, parte de esa terapia ha consistido en "desnudarse" ante el público y narrar en su libro su experiencia.
"Uno se da cuenta de los horrores que provocó", asegura Matwies. "Il y avait un monstre en moi" va camino de convertirse en un fenómeno editorial. Lleva 15 días en las librerías y ya se han vendido 15.000 ejemplares, según la editorial.
EFE