Toda Colombia unida por su selección
AP).- Los colombianos sonríen de oreja a oreja. No paran de celebrar la cadena de éxitos del combinado nacional y muchos se aventuran a soñar con la conquista del trofeo de la Copa del Mundo.
La ansiedad se ha apoderado de los más fanáticos y el jolgorio se ha mezclado con un sentimiento de logro y expectativa por el partido del viernes en contra de la selección anfitriona del Mundial, el scratch brasileño en su propia casa y en su Mundial.
“Sabemos que este momento que estamos viviendo motiva y emociona al pueblo colombiano y nosotros esperamos eso”, dijo el delantero Adrián Ramos en Cotía, una ciudad a las afueras de Sao Paulo donde la selección se instaló a su llegada a Brasil. “Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo y desde acá darle ánimo, fuerza y una ayuda a nuestro pueblo que merece tanta alegría”.
Sin proponérselo, la estrella James Rodríguez, sus compañeros y el técnico José Pekerman cambiaron el rostro de los colombianos y han unido a un país que hace poco estuvo profundamente polarizado por una agria campaña electoral a la presidencia.
La elegancia y altruismo del equipo colombiano son casi lo único en que el presidente Juan Manuel Santos y su rival político, el ex presidente Álvaro Uribe, parecen estar de acuerdo por estos días, mientras pugnan por la gestión de las conversaciones de paz con las FARC.
Hasta esa guerrilla ha reclamado su parcela entre la fanaticada. Antes del torneo, los negociadores rebeldes enviaron al equipo una carta que decía: “con gente como ustedes, seguro que llegaremos lejos”.
Santos acompañó a la selección en el triunfo contra Costa de Marfil (2-1) en Brasilia, y también estará en el estadio de Fortaleza el viernes. Esta semana decretó una “tarde cívica” para que los funcionarios públicos puedan seguir el partido en sus casas y se espera que muchas empresas del sector privado sigan el ejemplo.
Nunca antes una selección colombiana había dado pasos tan gigantescos en un Mundial: el equipo ha ganado, goleado, y gustado, y por primera vez está en cuartos de final. Ni en la época dorada del capitán Carlos “El Pibe” Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón, Andrés Escobar, Adolfo el “Tren” Valencia y Leonel Alvarez, se cosecharon tantos éxitos.
“Jamés (en referencia al ‘crack’ del equipo) pensé que este día llegaría, jamés pensé que un día en cuartos estaría, jamés pensé que James tanto bien a mí me haría, jamés pensé que en un partido tanto gritaría”, entona el dúo colombiano Inténtalo Carito en una canción que, en cuatro días, superaba las 787.000 vistas en YouTube y que hace un juego de palabras con el nombre del goleador del Mundial.
La primera vez que Colombia jugó en una Copa Mundo lo hizo en Chile en 1962. Su hazaña fue haber empatado 4-4 contra la Unión Soviética y haber marcado un gol olímpico.
Con la generación de Valderrama, reapareció en Italia 1990, avanzó a octavos de final y un error del arquero René Higuita provocó su salida del torneo. Se clasificó al Mundial de Estados Unidos en 1994, luego de haber goleado 0-5 a Argentina en Buenos Aires en un partido por las eliminatorias, pero luego todo salió mal.
Antes del partido que tenían que disputar contra la selección anfitriona, el mediocampista Gabriel Jaime “Barrabás” Gómez no fue incluido en la alineación por amenazas de muerte. El zaguero Escobar metió un autogol, lo que selló la suerte de la selección en la Copa Mundo y su vida: diez días más tarde fue asesinado por el guardaespaldas de dos sujetos presuntamente vinculados con el narcotráfico, según indicaron en su momento las autoridades.
La campaña en Francia 1998 terminó lánguidamente en la primera fase y ahora, luego de 16 años de frustraciones, sin las tenebrosas sombras del pasado, una generación de oro y un estratega de campanillas han recobrado el esplendor de su mejor balompié, con un rostro fresco, joven, y con una personalidad que ha sorprendido a muchos.
Las victorias se han registrado en cadena y no de cualquier manera. Colombia ha dejado en la lona sus contrincantes, de todas las estirpes, jugando bien, en el tiempo reglamentario y sin expulsiones.
James, su líder en la cancha, fue el jugador más efectivo de la primera ronda del torneo e hizo olvidar a otro astro, Radamel Falcao, su compañero en el Mónaco de Francia y ausente de la cita mundialista a raíz de una grave lesión en la rodilla izquierda.
Cuando el equipo juega, el país virtualmente se paraliza. Las calles lucen desoladas y parece que se tratara uno de los primeros días del año, cuando la mayoría de los colombianos descansa en los balnearios del país.
Aparentemente ningún país tiene fanáticos tan dedicados como Colombia. De 19 países encuestados por YouGov.com para The New York Times antes del certamen, sólo el 6% de los colombianos dijeron no estar interesados en el mundial; siguió México con un 8% y Argentina con 10%. Los Estados Unidos, en tanto, contaron un 60% de apáticos.
Los sin techo de Bogotá también participan de la fiesta y observan los duelos de Colombia en pantallas gigantes instaladas por la alcaldía en parques públicos, incluyendo la Plaza de los Mártires, en el centro de la ciudad.
Las mujeres, un tanto indiferentes al fútbol en el pasado, se han transformado en fanáticas que no paran de aclamar a James y a Pekerman como sus ídolos.
La parranda que sigue a las victorias del equipo ha generado violencia y ha afectado algunas celebraciones. En Bogotá hubo once muertos luego del partido contra Grecia pero la alcaldía reforzó la seguridad y prohibió la venta de licor los días cuando juega el equipo.
Ahora, bajo el eslogan ‘Báilate el Mundial’, desarrolla campañas de cultura ciudadana en torno al baile y la armonía. “Las cinco claves para celebrar el mundial en Bogotá: bailar, jugar, brincar, abrazar y cantar”, precisó la alcaldía el jueves.
Las medidas han brindado buenos resultados y los actos de violencia declinaron, según diferentes informes de la policía y alcaldías.
El capitán Mario Alberto Yepes fue el primero en pedir a los hinchas dejar de lado las riñas y disfrutar en paz el gran momento.
“Sabemos que Colombia es un país futbolero y todo lo que el fútbol genera. Los invitamos a que más allá de la alegría que le podamos dar, simplemente que todos en el país la tratemos de vivir en paz”, manifestó el centrocampista Carlos Sánchez.