Las concentraciones de cesio radiactivo en el fondo marino procedentes de los vertidos de la accidentada central nuclear de Fukushima son mayores en las depresiones terrosas que en las zonas rocosas, según un estudio desvelado hoy.
A petición de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA), un equipo formado por miembros del Instituto de Ciencias Industriales de la Universidad de Tokio, la Universidad de Kanazawa y el Instituto Nacional de Investigación Marina han sondeado un área de 1.250 kilómetros del océano Pacífico frente a la costa de Fukushima.
El área estudiada cubría unos 100 kilómetros de norte a sur y otros 25 de este a oeste.
"Estamos viendo que el accidente nuclear no contaminó todo el océano, si no que produjo áreas que tienen niveles de radiación mayores que otros", explicó Blair Thornton, uno de los miembros del equipo del Instituto de Ciencias Industriales de la Universidad de Tokio, al diario Asahi.
Los investigadores emplearon una embarcación equipada con un instrumento especialmente desarrollado para medir los niveles de rayos gamma en el fondo marino y cartografiar al mismo tiempo con sonar el perfil del suelo.
Según el estudio, las zonas con mayor concentración de cesio procedente de la central, que resultó golpeada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, son aquellas depresiones donde el lodo marino tiende a acumularse.
Aunque la lectura media de todo el área estudiada fue de 90 becquereles de cesio-137 por kilo de arena, más de una veintena de estas depresiones situadas a más de 4 kilómetros de la costa registraron niveles de entre 1.000 y 2.000 becquereles por kilo.
Los responsables de la investigación sospechan que los átomos de cesio probablemente se adhieran a pequeñas partículas en el barro, lo que crea residuos con una alta concentración de materiales radiactivos.
El estudio también desvela que el fondo marino hacia el sur de la planta registra lecturas más altas probablemente debido a las corrientes oceánicas durante los peores momentos de la crisis en la planta.
El terremoto de 9 grados Richter y el posterior tsunami que devastaron el noreste de Japón en 2011 provocaron en la central de Fukushima Daiichi el peor accidente atómico desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las emisiones y los vertidos resultantes han afectado a la agricultura, la ganadería y la pesca local.
EFE