La Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, ha comenzado la cuenta atrás para la
colisión contra la Tierra de la estación interplanetaria Fobos-Grunt, incapaz de
alcanzar la órbita con destino a una de las lunas de Marte.
"Según los
datos en nuestro poder y las predicciones de los especialistas, el plazo de
caída de la nave oscila entre el 10 y el 21 de enero, con el día 15 como fecha
más probable", informó Roscosmos en un comunicado.
En cuanto al lugar de
la colisión de la sonda, que ha deambulado a la deriva en torno a nuestro
planeta desde su lanzamiento el 8 de noviembre,
Roscosmos es más
conservadora y asegura que esto no se podrá predecir hasta 24 horas antes de que
se produzca.
En estos momentos, el radio de caída de la sonda
-51,4 grados latitud norte y 51,4 grados latitud sur- abarca desde Londres al
extremo sur del continente americano.
Sea como sea, los rusos aseguran
que la nave, que debía recoger muestras de suelo marciano y enviarlas a la
Tierra en 2014, no representa ninguna amenaza para nuestro planeta.
"La
fuente de radiactividad (cobalto-57) instalada en uno de los equipos científicos
del aparato (espectómetro) tiene una masa inferior a diez kilogramos y no
representa peligro alguno de contagio radiactivo", apuntó
Roscosmos.
Además, la superficie de la Tierra sólo será alcanzada
por unos 20-30 fragmentos de la nave con una masa conjunta que no rebasará los
200 kilos.
El resto de la sonda se desintegrará al entrar en
contacto con la atmósfera, al igual que el combustible que porta el Fobos-Grunt,
que se quemará a unos 100 kilómetros de altura, a lo que contribuirá el que sus
depósitos sean de aluminio.
"La estadística espacial demuestra que los
aparatos espaciales se desintegran casi en su totalidad en las capas densas de
la atmósfera y sus fragmentos, por regla general, no causan daños", señala
Roscosmos.
En los últimos meses dos naves también se precipitaron contra
la Tierra: el satélite meteorológico estadounidense UARS, que cayó en septiembre
pasado en aguas del océano Pacífico y el alemán ROSAT, que lo hizo un mes más
tarde en el Índico.
El Centro General de Reconocimiento Espacial del
Ministerio de Defensa ruso, que determinó con certeza la fecha y el lugar de
caída del UARS y el ROSAT, vigila las 24 horas del día los parámetros de la
órbita de la estación.
Imágenes del descenso del Fobos-Grunt fueron
captadas esta semana por el astrónomo aficionado francés, Thierry Legault, a la
altura de Niza, en la costa mediterránea francesa.
En la
grabación se vislumbran los depósitos de combustible y los paneles solares
desplegados, pero no operativos, lo que explica la ausencia de comunicación con
la Tierra desde su lanzamiento.
La Fobos-Grunt estaba llamada a
ser la primera nave espacial en posarse en la superficie de Fobos, una de las
dos lunas del Planeta Rojo, para estudiar la materia inicial de sistema
solar.
En opinión de Ígor Lisov, director de la revista "Noticias de
Cosmonáutica", "la estación fue diseñada y construida con graves defectos, desde
el sistema de mando hasta el programa de abastecimiento".
"Todo esto se
veía venir desde un principio. La decisión de lanzar la estación con dichos
defectos se tomó ya que las otras dos alternativas -renunciar al lanzamiento y
construir una nueva nave, o aplazarlo dos años- fueron consideradas aún menos
convenientes", aseguró.
Ahora, añadió, "está claro que las nuevas naves
interplanetarias rusas tendrán que ser diseñadas de otra forma".
El
programa de lanzamientos ruso se encuentra en plena crisis después de varios
accidentes, en particular el primero sufrido en agosto del pasado año en más de
30 años de funcionamiento por uno de los cargueros Progress, que abastecen a la
plataforma orbital.
Al respecto, Lisov explica que entre la
desintegración de la URSS (1991) y 2007 el programa espacial ruso "tuvo
una financiación estatal por debajo de lo mínimo de subsistencia" y que el
reciente incremento de la inversión no se notará en la calidad del trabajo hasta
dentro de cinco años.
A esto se suma "el envejecimiento de los
especialistas, la obsolescencia de los equipos, el cese de la producción de
algunos componentes y materiales y la interrupción del trabajo en ciertos campos
de la cosmonáutica", agregó.
Debido a los bajos salarios, la gran mayoría
de los especialistas de la industria espacial rusa tienen más de 60 años o menos
de 30, lo que pone en serio peligro el futuro del sector.
"Sólo hemos
conservado el programa de naves pilotadas, los satélites de comunicaciones y el
sistema de navegación GLONASS", apuntó Lisov, quien considera que la preciada
herencia de la escuela soviética, "en gran medida, ya se ha perdido".
De
cara al futuro, cree que Rusia, la primera potencia en enviar un hombre al
espacio (Yuri Gagarin, 1961), será capaz de mantener la paridad con China, pero
deberá renunciar a la aspiración de competir de igual a igual con EEUU.
EFE