(Kenia, 04 de abril – AFP).- El presidente keniano, Uhuru Kenyatta, prometió este sábado que su país responderá “con la mayor severidad” a los islamistas somalíes shebab que mataron el jueves a 148 personas en la universidad de Garissa (este).
“A pesar de la adversidad, no nos hemos plegado nunca, y jamás nos plegaremos, y continuaremos construyendo una nación próspera y segura”, declaró Kenyatta en su primera intervención pública desde el atentado.
Kenia se enfrentará a un “nuevo baño de sangre” si no pone fin a “la opresión”, “las políticas represivas” y “la persecución sistemática de los musulmanes” en Kenia, así como “la ocupación de las tierras musulmanas”, en alusión a Somalia, afirmaron los islamistas mediante un comunicado.
Por otra parte, la policía de Garissa desfiló este sábado con los cadáveres de los cuatro asaltantes de la universidad, apilados unos encima de otros en la parte trasera de un pick-up, mientras una muchedumbre seguía el vehículo.
Las autoridades insistieron en que el macabro desfile pretendía averiguar si alguien podía identificar a los autores de la masacre, pero algunos viandantes lanzaron piedras contra sus cuerpos.
En el barrio somalí de Nairobi, unos manifestantes salieron a la calle para protestar contra los shebab y pedir que el país se mantenga unido.
En Garissa, más de 50 horas después del inicio del ataque, una superviviente de 19 años, escondida desde hace dos días en un ropero, fue hallada el sábado por la mañana. La víspera, cuatro sobrevivientes habían sido rescatados.
En total, 663 estudiantes supervivientes abandonaron la ciudad con destino a Nairobi a bordo de una autobús fletado por el gobierno. La universidad, que acogía a más de 800 estudiantes de todo el país, ha sido cerrada hasta nueva orden.
Cinco detenidos
Desde el jueves, “cinco personas (relacionadas con el ataque) fueron detenidas”, declaró a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Mwenda Njoka.
“Sospechamos que son cómplices de los atacantes, intentamos establecer los vínculos”,dijo. Dos de ellos fueron detenidos en el campus, añadió, mientras tres “coordinadores” fueron arrestados mientras trataban de huir hacia Somalia.
Njoka no precisó el nombre de los tres supuestos organizadores, pero sí indicó la identidad de los dos detenidos en el campus.
“Uno es un tanzano llamado Rashid Charles Mberesero, estaba escondido en el techo de la universidad en posesión de granadas. El segundo es un vigilante (sospechoso de haber) ayudado a los atacantes a entrar (…) su nombre es Osman Ali Dagan, es un keniano de etnia somalí”, detalló.
Búsqueda del cerebro del ataque
Las autoridades kenianas siguen buscando al que consideran el cerebro del ataque, Mohamed Mohamud, por el que ofrecen unos 200.000 euros -215.000 dólares.
Este antiguo profesor keniano de una escuela coránica de Garissa se unió primero al movimiento de los Tribunales Islámicos que se adueñó de Mogadiscio en 2006, antes de pasarse a una milicia islamista y acabar en los shebab.
Según Kenyatta, está claro que los organizadores del ataque estaban implantados en Kenia y no sólo en Somalia.
Los islamistas somalíes, vinculados a Al Qaida, asaltaron en la madrugada del jueves el campus de la universidad de Garissa, a unos 150 kilómetros de la frontera somalí, donde estudian cientos de jóvenes originarios de distintas regiones.
Los asaltantes sorprendieron a los estudiantes mientras dormían. En primer lugar, mataron a decenas de jóvenes de forma indiscriminada, antes de separarlos en musulmanes y no musulmanes.
Las fuerzas de seguridad abatieron a los cuatro yihadistas ya de noche.
Los shebab han llevado a cabo espectaculares operaciones de guerrilla en su país, pero también una serie de atentados en Kenia, en represalia por su participación en la fuerza africana que lucha contra ellos en Somalia.
Su ataque más sangriento en Kenia fue el asalto al centro comercial Westgate en Nairobi,donde murieron 67 personas, en septiembre de 2013.
Gobierno decreta tres días de luto nacional
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, declaró hoy tres días de luto nacional tras la matanza del pasado jueves, y pidió a los ciudadanos que permanezcan unidos.
En un discurso televisado, el primero desde que finalizó la operación de asalto, el presidente keniano condenó el ataque, que calificó de “bárbaro”, y prometió “hacer todo lo posible para defender nuestro estilo de vida”.
Kenyatta aseguró que las fuerzas de seguridad están haciendo todo lo que está en su mano para capturar al cerebro del ataque, Mohamed Kuno, que el Gobierno keniano ha identificado como el líder de Al Shabab en la región somalí de Juba, fronteriza con las zonas más afectadas por los ataques del grupo islamista.
El ataque contra la Universidad de Garissa, ha vuelto a poner de manifiesto la división que existe en Kenia entre cristianos y musulmanes, pues estos últimos se consideran marginados por el Gobierno central.
A este respecto, Kenyatta pidió a la comunidad musulmana que colabore con las fuerzas de seguridad para combatir a los radicales que utilizan el islam para conseguir sus propios objetivos.
El presidente keniano también lamentó que las operaciones antiterroristas son muy complejas porque “los que planifican y financian esta brutalidad están muy arraigados en nuestras comunidades”.
En los dos últimos años, Al Shabab ha perpetrado numerosas masacres en territorio keniano, entre las que destacan las del centro comercial Westgate de Nairobi (2013), las de Mpeketoni, Gamba y Mandera (2014) y la más reciente en Garissa (2015), que han causado más de 350 muertos en total.
En 2011 el Ejército de Kenia invadió el sur de Somalia en respuesta a varios secuestros de turistas y extranjeros que el grupo islamista había llevado a cabo en el noreste del país, una acción que Al Shabab consideró como una declaración de guerra.