Amnistía Internacional ha denunciado que el Ejército israelí mató durante su última ofensiva en Gaza a muchos civiles palestinos en ataques contra viviendas familiares que en algunos casos pueden ser considerados "crímenes de guerra" y que demostró una "cruel insensibilidad" en sus bombardeos.
"Las fuerzas israelíes mataron a montones de civiles palestinos en ataques contra casas llenas de familias que en algunos casos pueden constituir crímenes de guerra", indica la ong en un nuevo informe difundido hoy en su página de internet sobre la operación militar israelí "Margen protector" en Gaza entre julio y agosto pasados.
El documento, titulado: "Familias bajo los escombros: ataques israelíes contra viviendas habitadas", analiza el comportamiento del Ejército israelí a través de ocho casos en los que los ocupantes de las viviendas no fueron informados de que iban a ser atacados.
En este sumario, los bombardeos causaron la muerte de 104 civiles, entre ellos 62 menores.
El informe revela un modus operandi del Ejército israelí en esa guerra -en la que murieron 2.200 palestinos y 70 israelíes- según el cual la aviación bombardeó casas civiles hasta reducirlas a escombros, matando a familias enteras.
"Las fuerzas israelíes han desobedecido descaradamente el derecho de guerra al llevar a cabo ataques sobre viviendas civiles, exhibiendo una cruel indiferencia a la carnicería causada", dice Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África en la ong.
EJÉRCITO ISRAELÍ MUESTRA "UNA ESCANDALOSA DESPREOCUPACIÓN POR LA VIDA”
El funcionario destaca que el comportamiento del Ejército israelí muestra "una escandalosa despreocupación por la vida de civiles palestinos, a quienes no dieron advertencia alguna ni tenían posibilidad de escapar".
Durante los cincuenta días de guerra, la Fuerza Aérea israelí bombardeó blancos en la Franja de Gaza en más de 5.000 ocasiones, un número similar al de los cohetes que las milicias palestinas, encabezadas por Hamás, dispararon contra Israel.
El Ejército asegura que tomó todas las precauciones necesarias para evitar víctimas civiles, entre ellas la de suspender ataques cuando merodeaban individuos desarmados alrededor de los blancos y la de advertir a la población de barrios enteros de que iban a ser atacados.
A través de los casos analizados desde el final de la guerra el pasado 26 de agosto, AI reconoce que en varios de ellos sus investigadores pudieron detectar "posibles blancos militares" en las inmediaciones.
"Sin embargo, la devastación causada en vidas civiles y propiedad en todos los casos fue claramente desproporcionada a las ventajas militares que podían ser conseguidas lanzando esos ataques", según lo exige el derecho internacional.
El principio de la proporcionalidad está en el epicentro de las acusaciones contra Israel por parte de ongs internacionales de derechos humanos y gobiernos de todo el mundo, que reconocieron el derecho de este país a defenderse de los cohetes pero, a la vez, condenaron enérgicamente la contundencia de sus bombardeos.
"Incluso si un combatiente estaba presente en una de las zonas residenciales, ello no absuelve a Israel de sus obligaciones a la hora de tomar todas las precauciones posibles para proteger la vida de civiles que se veían atrapados en los combates", asegura Luther.
ATAQUES DESPROPORCIONADOS
Y agregó que "los repetidos ataques desproporcionados sobre viviendas indican que las tácticas militares israelíes actuales son profundamente defectuosas y contradicen en sus fundamentos a los del derecho humanitario".
Más allá de las víctimas personales, a las que hay agregar 11.000 heridos, la devastación de los miles de bombardeos aéreos y terrestres en Gaza dejaron sin vivienda a unos 100.000 habitantes de la Franja, y exige una reconstrucción que podría superar los 5.000 millones de dólares.
El día más sangriento documentado en el informe incluye la muerte de 36 miembros de cuatro familias, entre ellos 18 niños, que sucumbieron cuando Israel bombardeó un edifico de tres plantas.
La ong reconoce que posibles blancos militares fueron identificados en los alrededores, pero se queja de que Israel no haya revelado por qué razones fue atacado ese edificio.
Igual circunstancia se produce en el segundo ataque más mortífero analizado, que ocasionó 25 muertos -de ellos 19 niños- cuando la Fuerza Aérea israelí trataba aparentemente de matar a un miliciano de las Brigadas Azedín al Kasam.
"Independientemente del objetivo de los blancos, ambos ataques constituyen ataques burdamente desproporcionados y bajo el derecho internacional debieron haber sido cancelados o aplazados, ya que era evidente que había numerosos civiles en las viviendas", explica el informe que se queja de que Israel no ha ofrecido explicaciones.
EFE