Los inconvenientes presentados en las últimas liberaciones de secuestrados por las Farc desprestigiaron aún más a esta guerrilla, debilitada políticamente aunque con fuerte presencia en algunas zonas, y dejaron en evidencia que la paz en Colombia no es posible a corto plazo.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaron a
cinco rehenes en un proceso concluido el miércoles, liderado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la exsenadora Piedad Córdoba, bajo la autorización del Gobierno.
Pero la falta de cumplimiento en la
entrega de dos secuestrados el domingo, que finalmente fueron liberados tres días después, generó tal polémica que,
además de desprestigiar aún más a las FARC, dejó clara la imposibilidad de negociar por ahora la paz.
“Todo queda igual, no cambia nada sustancialmente. El Gobierno es bastante claro en que (esta liberación) es insuficiente para pensar en un diálogo de paz. Para eso se requiere la liberación de todos los secuestrados”, dijo a Efe Alejo Vargas, doctor en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia y estudioso del conflicto armado.
Para Vargas, lo ocurrido es “más bien una acentuación de la desconfianza”, ya que la no entrega de los dos rehenes comprometidos “no fue un hecho fortuito”, sino que la guerrilla
“deliberadamente ganó tiempo” en la confrontación.
También el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), Jorge Restrepo, apuntó a que las posibilidades de un diálogo con las FARC “son bastantes remotas”.
Y es que, para el experto, los inconvenientes “arrinconaron al Gobierno frente a la opinión pública y le hicieron pagar un alto costo”.
Según Restrepo, la guerrilla buscó “
reducir la presión sobre ‘Alfonso Cano’ (líder máximo de las FARC)“, quien estaría escondido en el Tolima, precisamente el departamento en el que domingo cesaron los operativos militares para recoger a los rehenes.
“Es posible que ‘Cano’ se haya movido, seguro estaba acorralado, y eso da aire a la guerrilla en términos militares para escapar del acoso militar. Eso es valioso para la guerrilla, pero envía el mensaje de que el interés es no negociar”, aseveró.
Precisamente hoy el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo saber “perfectamente
” donde se oculta Guillermo León Saenz (alias “Alfonso Cano”) y que le están “respirando en la nuca”.
“Ese bandido cae, como cayó el (ex jefe militar de las FARC) ‘Mono Jojoy’”, afirmó Santos, al dejar claro que no aceptará que le dicten, ni en Colombia ni desde el exterior, las pautas para entablar negociaciones y que para un diálogo “la puerta está cerrada” y solo se abrirá “bajo condiciones”.
Otra perjudicada ha sido la exsenadora Córdoba, quien fue designada por el Gobierno como mediadora y quien con sus gestiones ha logrado que 20 colombianos recobren la libertad.
Pero la frustrada liberación del domingo ha puesto entre las cuerdas a la exsenadora: “esto tiene un costo político tremendamente alto para Piedad Córdoba,
uno de los pocos enlaces que existen con las FARC”, manifestó el director del CERAC.
Y es que muchos en Colombia consideran que ella es la única que podría acercar las posiciones del Gobierno y la guerrilla, entre ellos, el excomisinado de paz Daniel García-Peña, quien ve con buenos ojos
las liberaciones y que se haya reivindicado la figura de Córdoba.
“La actitud de la guerrilla ha venido cambiando y la presión de Colombianos y Colombianos por la Paz (CCP),
en cabeza de Piedad, ha logrado que las FARC abandonen su reclamo de canje humanitario, su bandera de mucho tiempo”, justificó a Efe García-Peña.
Pero reconoció que si bien “es un paso importante, no es un proceso automático ni posible a corto plazo”, en alusión a un eventual diálogo.
Por su lado, Iván Cepeda, portavoz de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes e integrante de CCP, matizó a Efe que “se ha generado un nuevo contexto, no sólo por la evolución del conflicto,
sino porque hay un nuevo gobierno con planteamientos en el terreno de la paz diferentes” frente al anterior de Álvaro Uribe (2002-2010).
“Hay que dar un compás de espera”, pidió Cepeda, para explicar que CCP ha pedido a las FARC que abandonen el secuestro y que la guerrilla les respondió que esa posibilidad estaba contemplada, un primer paso para caminar hacia la pacificación de Colombia.
Pero otros analistas, como Alejo Vargas, piensan que a partir de las últimas liberaciones ha surgido una nueva figura que puede cumplir de mediador: Eduardo Pizarro, exdirector de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliaciónquien
y que actuó como facilitador del Gobierno en las recientes liberaciones. EFE.