Para muchos sería humillante, pero para Bélgica es un pretexto para celebrar: los ciudadanos belgas cumplieron el jueves 249 días sin gobierno, una cifra que consideran un récord mundial.
Día tras día, la crisis enfrenta a los líderes de seis millones de flamencos que hablan holandés contra los de 4,5 millones francohablantes, pero los habitantes de todo el país han hecho a un lado sus diferencias para celebrar la ocasión.
En Ghent, 249 personas planean desnudarse, una por cada día sin gobierno, como parte de una fiesta a la que se espera acudan miles. Habrá papas fritas, el platillo distintivo de Bélgica, en Leuven y mucha cerveza belga en Nueva Lovania.
“Por fin campeones mundiales”, fue el encabezado del jueves del periódico usualmente formal De Standaard.
“Claro que es grave que no tengamos gobierno federal”, dijo Kris Peeters, ministro presidente de la región flamenca (Flandes) en una entrevista. “Pero por otro lado, aprecio mucho el humor de ciertas acciones”.
Es discutible si 249 es en realidad el récord. A Irak le tomó 249 días forjar un acuerdo de gobierno el año pasado, pero la aprobación de ese gobierno requirió otros 40 días. Aun así, al ritmo en que se mueven las cosas, Bélgica no tendrá muchos problemas para reclamar el trono, cualquiera que sea la medida usada.
Luego de las elecciones generales del 13 de junio, los principales partidos de Bélgica iniciaron negociaciones para impulsar la reforma constitucional más grande en décadas a fin de mantener felices a los dos grupos lingüísticos. Pero como sus intereses con frecuencia son diametralmente opuestos, se estancan a cada momento.
El rey Alberto tuvo que nombrar y aceptar la renuncia de un mediador tras otro, luego de que ambos partidos rehusaran ceder en sus posiciones. Es un proceso que continúa hasta hoy, y el pronóstico de éxito para el actual negociador, el ministro de Finanzas interino Didier Reynders, es poco alentador, así que se cierne el espectro de nuevas elecciones para salir del punto muerto.
Pero no por ello hay que perder el buen humor.
“Somos el país de los Pitufos, de Tintín, de René Magritte y del surrealismo. Así que comparados con Inglaterra o Francia, somos un país que se atreve a burlarse de sí mismo”, dijo Luckas Vander Taelen, un político de Bruselas.
En el centro del conflicto político está la intención de escribir una nueva constitución que dé mayor autonomía regional. La provincia flamenca, de mayor prosperidad, quiere tanta autonomía como sea posible, mientras que la región francohablante quiere asegurar la unidad de nacional que también garantice más solidaridad financiera.
Aun así, Bélgica sigue siendo una de las naciones más ricas del mundo, por lo que sus habitantes se dan el lujo de tomar las cosas con optimismo.
“Después de igualar el récord, sigue romper el récord. Y entonces tienes que empezar a negociar”, dijo Vander Taelen.
“Se necesita tiempo. Un récord mundial no es algo para avergonzarse”, agregó.AP
Día tras día, la crisis enfrenta a los líderes de seis millones de flamencos que hablan holandés contra los de 4,5 millones francohablantes, pero los habitantes de todo el país han hecho a un lado sus diferencias para celebrar la ocasión.
En Ghent, 249 personas planean desnudarse, una por cada día sin gobierno, como parte de una fiesta a la que se espera acudan miles. Habrá papas fritas, el platillo distintivo de Bélgica, en Leuven y mucha cerveza belga en Nueva Lovania.
“Por fin campeones mundiales”, fue el encabezado del jueves del periódico usualmente formal De Standaard.
“Claro que es grave que no tengamos gobierno federal”, dijo Kris Peeters, ministro presidente de la región flamenca (Flandes) en una entrevista. “Pero por otro lado, aprecio mucho el humor de ciertas acciones”.
Es discutible si 249 es en realidad el récord. A Irak le tomó 249 días forjar un acuerdo de gobierno el año pasado, pero la aprobación de ese gobierno requirió otros 40 días. Aun así, al ritmo en que se mueven las cosas, Bélgica no tendrá muchos problemas para reclamar el trono, cualquiera que sea la medida usada.
Luego de las elecciones generales del 13 de junio, los principales partidos de Bélgica iniciaron negociaciones para impulsar la reforma constitucional más grande en décadas a fin de mantener felices a los dos grupos lingüísticos. Pero como sus intereses con frecuencia son diametralmente opuestos, se estancan a cada momento.
El rey Alberto tuvo que nombrar y aceptar la renuncia de un mediador tras otro, luego de que ambos partidos rehusaran ceder en sus posiciones. Es un proceso que continúa hasta hoy, y el pronóstico de éxito para el actual negociador, el ministro de Finanzas interino Didier Reynders, es poco alentador, así que se cierne el espectro de nuevas elecciones para salir del punto muerto.
Pero no por ello hay que perder el buen humor.
“Somos el país de los Pitufos, de Tintín, de René Magritte y del surrealismo. Así que comparados con Inglaterra o Francia, somos un país que se atreve a burlarse de sí mismo”, dijo Luckas Vander Taelen, un político de Bruselas.
En el centro del conflicto político está la intención de escribir una nueva constitución que dé mayor autonomía regional. La provincia flamenca, de mayor prosperidad, quiere tanta autonomía como sea posible, mientras que la región francohablante quiere asegurar la unidad de nacional que también garantice más solidaridad financiera.
Aun así, Bélgica sigue siendo una de las naciones más ricas del mundo, por lo que sus habitantes se dan el lujo de tomar las cosas con optimismo.
“Después de igualar el récord, sigue romper el récord. Y entonces tienes que empezar a negociar”, dijo Vander Taelen.
“Se necesita tiempo. Un récord mundial no es algo para avergonzarse”, agregó.AP
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