Empate a la victoria
River recargó ideas y reaccionó a tiempo para emparejar un partido en el que Atlético Nacional lo estaba superando ampliamente. Gran zurdazo de Pisculichi para el 1-1 (no vale doble el gol de visitante) y ahora a definir la Sudamericana en el Monumental: si gana, es campeón.
Reaccionar a tiempo es todo un mérito. Dar vuelta una historia que venía complicada es una virtud. River arrancó mal, sufría a lo loco con Atlético Nacional y no parecía con herramientas para pelearlo. Los colombianos le ganaban bien hasta que aparecieron las ideas, las piernas que no respondían en el primer tiempo y River se vuelve de Colombia con un empate clave para definir la Copa Sudamericana en el Monumental.
El empate de visitante no sólo es buen resultado por el resultado en sí. Es una buen señal para River porque habla de un equipo que supo reinventarse luego de un primer tiempo entre malo y muy mal. Atlético Nacional le había no sólo robado la pelota, sino también, parece que las ideas. Cardona se hacía una festín por el lugar que decidiera tomar la pelota y la falta de pase de todo el equipo de Gallardo era preocupante.
Los colombianos cerraron el primer tiempo ganando sólo por 1-0 (buen gol de Berrio) y fue el mejor negocio para River. Había jugado muy mal y apenas se veía en el resultado reflejado. Por eso, en los primeros diez minutos mostró que la recuperación estaba en marcha. Con los mismos nombres pero elevando, al menos un poco, el nivel. Teo, que no redondeó un buen partido, hizo tres jugadas para que Nacional se preocupara.
Es cierto, la pelota de Pérez que dio en el travesaño de Barovero pudo cambiar la historia (era 2-0) pero no hay supuestos que sumen goles. River estaba mejor a pesar de un Sánchez con no todas las luces pero a la vez más dinámico. Pisculichi, el héroe del superclásico, dijo presente en dos situaciones. En un tiro libre y luego con un zurdazo desde lejos, potentísimo, que Armani vio pasar. El empate reflejaba más lo que estaba psando en cancha.
River no hizo un gran partido pero sí una buena final en el segundo tiempo. Suena contradictorio pero resume la inteligencia que tuvo para reaccionar cuando parecía herido. Con las mañas de Teo, con la perseverancia de Ponzio... Y a pesar de algunos niveles preocupantes como el de Vangioni, se trajó un empate importantísimo (el gol vale lo mismo aunque sea de visitante) para la Argentina. Incluso si Cavenaghi no hubiera buscado su gol 102 en lugar del segundo de River, quizá el festejo era completo. La sigue el miércoles en el Monumental, que se vestirá de fiesta.
OLE