(Quito, 03 de diciembre. EFE).- Envuelta en el mito, el rito y la escultura, la nueva sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un inmenso complejo que se inaugurará este viernes, es una metáfora de libertad, por lo que “tiende a desprenderse del suelo y se proyecta”, según el arquitecto del edificio, Diego Guayasamín.
Escoltada por el emblemático monumento a la Mitad del Mundo, a unos 14 kilómetros al norte de Quito, la nueva sede de la Unasur incluye un edificio de 19.500 metros cuadrados de construcción en siete pisos.
Tiene 75.000 metros cuadrados de nuevas áreas verdes, parques y plazas en las que se incluyen los 17.500 metros cuadrados de obras exteriores propias de la sede de Unasur.
Rodeado de explanadas, espejos de agua, plazas y zonas ajardinadas, el inmueble cuenta con tres imponentes “volados”, el más pequeño de ocho metros de longitud, estructuras que sobresalen del cuerpo central y parecen quedar suspendidas en el aire gracias a un complejo sistema de anclajes y tensores.
La sede de la Unasur es una edificación llena de simbolismos que tiene el “mayor volado en Suramérica con 55 metros sin apoyos, como modelo de tecnología, empuje y creatividad”, según el arquitecto.
Con capacidad para resistir sismos cercanos a la magnitud 8 en la escala de Richter, la mole arquitectónica cuenta con equipamiento de alta tecnología que incluye sistemas de protección de datos, cámaras robóticas, pantallas retráctiles y dos pantallas gigantes en los muros de la sala de presidentes, según el director del Servicio de Contratación de Obras, Marcelo León.
Se trata de un edificio abierto hacia la comunidad, “socialmente incluyente” que, entre otros elementos, en su interior tiene una biblioteca, salas y espacios abiertos, mientras que en el exterior los espejos de agua y fuentes son zonas lúdicas sin barreras, que pueden ser transitadas.
La sala de presidentes tendrá un mural de uno de los artistas ecuatorianos más reconocidos en el mundo, el fallecido Oswaldo Guayasamín, declarado pintor de Iberoamérica en 1999, y tío de Diego Guayasamín, quien diseñó la sede de Unasur.
El mural la “Serie las manos”, pertenece a la obra pictórica “La edad de la ira”, una de las más representativas de Oswaldo Guayasamín (1919-1999), está compuesta por 13 cuadros y representa a los polos opuestos de la sociedad.
“Guayasamín mostraba este mural como conjunto temático, cada cuadro es como un verso a un poema y se expresa de manera integral como una dualidad de justicia e injusticia”, explicó a Efe el arquitecto, al apuntar que la obra tiene de largo 10,50 metros por 3,30 de alto en tonos azules y grises.
La sede de la Unasur, construida por Ecuador con una inversión de 43,5 millones de dólares, es una edificación que además reúne el mito, como un tributo a la cultura del sol; el rito, con un gesto constante para generar ideas positivas para la región; y la escultura, por los aspectos formales arquitectónicos, dijo.
El edificio, que se presenta como un volumen en forma de U ascendente, tiene una tipología horizontal que no supera la altura del monumento a la Mitad del Mundo, uno de los sitios turísticos más visitados en la capital ecuatoriana.
La estructura está diseñada con una connotación escultórica “para sorprender y presentar una imagen distinta, dependiendo desde donde se la mire”, según Guayasamín, quien especificó que utilizó como elementos predominantes el metal y el hormigón armado.
En la construcción de la sede de la Unasur, integrada por doce países, se tomaron en cuenta aspectos ecológicos, como la eficiencia en consumos de agua, reutilización de aguas grises, selección de materiales acreditados, criterios de bajo consumos energético y la certificación internacional medioambiental ‘Leed’.
Además, el forrado del edificio en aluminio compuesto no solo repele el polvo sino que “come literalmente partículas de dióxido de carbono”, indicó el arquitecto, al agregar que los vidrios y sus láminas de control solar son de alto desempeño y contribuyen a disminuir el consumo de energía, especialmente en los sistemas mecánicos.