La presidenta Dilma Rousseff alcanzó un triunfo en la primera gran disputa política de su gobierno, cuando la cámara baja del Congreso brasileño aprobó su propuesta de aumento del salario mínimo.
Rousseff logró alinear una mayoría de la dispersa coalición gobernante para aprobar el aumento del salario mínimo de 510 a 545 reales (305 a 325 dólares), pese a las propuestas de incrementos superiores formulados por la oposición y a la intensa presión de organizaciones sindicales. El real se cotizaba el jueves a 1,67 unidades por dólar estadounidense.
La votación se produjo tras una sesión maratónica de 10 horas iniciada la tarde del miércoles y concluida cerca de la medianoche, en medio de una bulliciosa presencia de activistas laborales que reclamaban un aumento superior.
“Reducir salario mínimo y aumentar intereses es la receta neoliberal”, reclamaba un sindicalista en un cartel exhibido durante la votación, en la que el oficialismo obtuvo 376 votos a favor de su propuesta con 137 contra. La iniciativa debe ir al Senado para entrar en vigor.
Para el gobierno, la votación era clave para mostrar a los agentes económicos que es seria su intención de hacer el mayor corte de gasto público realizado hasta ahora.
El gobierno anunció la semana pasada un corte de 50.000 millones de reales (30.000 millones de dólares) en el presupuesto de 2011 para ajustar las finanzas públicas y disminuir la demanda del gobierno, lo que a su vez ayudará a contener las tendencias inflacionarias y las altas tasas de interés.
Según el ministro de Hacienda, Guido Mantega, un aumento como el propuesto por la oposición de 580 o 600 reales (346 a 360 dólares), habría echado por tierra el ajuste fiscal, al incrementar 16.500 millones de reales (9.850 millones de dólares) en el pago a los jubilados en 2011.
El líder de bancada del gobernante Partido de los Trabajadores, Paulo Teixeira, celebró que la votación haya mostrado unidad de la coalición gobernante.
“La base del gobierno (en la cámara baja) sale fortalecida de esta votación”, declaró Teixeira tras conocer el resultado.
Por el contrario, el líder de la bancada del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Duarte Nogueira, acusó al gobierno de presionar a sus legisladores para obligarlos a votar a su favor.
“Líderes, ministros y gobernadores amenazaron a los diputados con destituir sus aliados de sus cargos en el gobierno, no pagarles enmiendas presupuestarias o separarlos permanentemente de la base del gobierno”, afirmó.
Por el acuerdo aprobado, el salario mínimo debe ser reajustado cada año con base en la inflación del año anterior y el crecimiento de la economía de dos años antes.
Como la economía de 2009 tuvo un crecimiento negativo, a causa de la crisis global, ese factor no fue incluido en el cálculo, pero aún así el aumento fue el más bajo de los últimos años.
Mantega argumentó que, usando el mismo mecanismo de cálculo, el salario mínimo debe crecer a 616 reales (370 dólares) en 2012, lo que compensaría el bajo incremento de 2011.
El salario mínimo sirve como base para calcular salarios y pensiones del sector público, por lo cual tiene impacto en las cuentas del gobierno. AP
Rousseff logró alinear una mayoría de la dispersa coalición gobernante para aprobar el aumento del salario mínimo de 510 a 545 reales (305 a 325 dólares), pese a las propuestas de incrementos superiores formulados por la oposición y a la intensa presión de organizaciones sindicales. El real se cotizaba el jueves a 1,67 unidades por dólar estadounidense.
La votación se produjo tras una sesión maratónica de 10 horas iniciada la tarde del miércoles y concluida cerca de la medianoche, en medio de una bulliciosa presencia de activistas laborales que reclamaban un aumento superior.
“Reducir salario mínimo y aumentar intereses es la receta neoliberal”, reclamaba un sindicalista en un cartel exhibido durante la votación, en la que el oficialismo obtuvo 376 votos a favor de su propuesta con 137 contra. La iniciativa debe ir al Senado para entrar en vigor.
Para el gobierno, la votación era clave para mostrar a los agentes económicos que es seria su intención de hacer el mayor corte de gasto público realizado hasta ahora.
El gobierno anunció la semana pasada un corte de 50.000 millones de reales (30.000 millones de dólares) en el presupuesto de 2011 para ajustar las finanzas públicas y disminuir la demanda del gobierno, lo que a su vez ayudará a contener las tendencias inflacionarias y las altas tasas de interés.
Según el ministro de Hacienda, Guido Mantega, un aumento como el propuesto por la oposición de 580 o 600 reales (346 a 360 dólares), habría echado por tierra el ajuste fiscal, al incrementar 16.500 millones de reales (9.850 millones de dólares) en el pago a los jubilados en 2011.
El líder de bancada del gobernante Partido de los Trabajadores, Paulo Teixeira, celebró que la votación haya mostrado unidad de la coalición gobernante.
“La base del gobierno (en la cámara baja) sale fortalecida de esta votación”, declaró Teixeira tras conocer el resultado.
Por el contrario, el líder de la bancada del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Duarte Nogueira, acusó al gobierno de presionar a sus legisladores para obligarlos a votar a su favor.
“Líderes, ministros y gobernadores amenazaron a los diputados con destituir sus aliados de sus cargos en el gobierno, no pagarles enmiendas presupuestarias o separarlos permanentemente de la base del gobierno”, afirmó.
Por el acuerdo aprobado, el salario mínimo debe ser reajustado cada año con base en la inflación del año anterior y el crecimiento de la economía de dos años antes.
Como la economía de 2009 tuvo un crecimiento negativo, a causa de la crisis global, ese factor no fue incluido en el cálculo, pero aún así el aumento fue el más bajo de los últimos años.
Mantega argumentó que, usando el mismo mecanismo de cálculo, el salario mínimo debe crecer a 616 reales (370 dólares) en 2012, lo que compensaría el bajo incremento de 2011.
El salario mínimo sirve como base para calcular salarios y pensiones del sector público, por lo cual tiene impacto en las cuentas del gobierno. AP
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