Pochettino defendió el valor moral del empate por encima del numérico: "Para
mí es un empate que fortalece nuestra idea futbolística y nuestro trabajo.
Quiero recordar que tiempo atrás había gente que dudaba de nuestra propuesta y
esto lo que hace es disipar cualquier duda". La apuesta del argentino pasaba no
por robarle la posesión al Barça, sino por hacerlo en las zonas más adelantadas.
"Está claro que hubo fases del partido en las que quienes mandaban eran ellos y
en otros momentos nosotros. Hoy hemos hecho el fútbol del Espanyol, tratando de
combinar y generar situaciones de peligro a ser posible en superioridad. No hubo
la agresividad mal llamada, y el dominio del balón ha sido parejo, así como las
situaciones de gol", defendió Pochettino.
No quiso pronunciarse el entrenador del Espanyol acerca de las manos de Raúl
Rodríguez. "Está claro que un hincha del Barça dirá que les han robado el
partido por esa jugada y los nuestros pensarán que no. No podemos controlar lo
que dirá cada uno", zanjó. Adornando el estadio, una pancarta rezaba: "Catalunya
es més que un club", título del libro escrito en 1994 por el abogado catalán y
gerente del Barcelona Armand Carabén. En el palco, el presidente del Espanyol,
Ramón Condal, no podía ocultar su felicidad. "Estoy contento porque hemos jugado
un gran partido, el resultado ha sido justo y la afición ha disfrutado mucho.
Hace muchas temporadas que no habíamos visto un derbi con tanta calidad e
intensidad".
La peor parte del derbi se la llevó Cristian, el portero y capitán del
Espanyol, que sufrió una lesión muscular y tuvo que ser sustituido por Casillas.
Cristian será sometido hoy a unas pruebas, pero difícilmente podrá jugar en la
Copa el partido de vuelta contra el Córdoba, el miércoles. Casillas fue
expulsado en el partido de ida.
EL PAIS