AFP) - En ocho cajas plásticas y dos maletas, Susana metió sus 34 años en Venezuela, su país natal, y se marchó a España escapando como muchos de la inseguridad, la crisis económica y la ausencia de oportunidades.
“El país me expulsó poco a poco. Duele mucho dejar a la familia y los amigos, pero necesitaba sentirme sin la angustia de que me van a robar otra vez a punta de pistola, de que me puedan secuestrar o matar”, dijo a la AFP esta odontóloga con postgrado.
Los analistas aseguran que una oleada de venezolanos está haciendo sus maletas y marchándose definitivamente a España, Estados Unidos o Colombia, escapando de la criminalidad, la inflación, la escasez y la incertidumbre luego del primer año de gobierno de Nicolás Maduro.
“La crisis económica, la convulsión social o el activador más importante, el número uno, la inseguridad, generan movimientos migratorios o estímulos para la búsqueda de la emigración“, dijo a la AFP Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.
Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), consultó censos y estadísticas de organismos como Banco Mundial -por la ausencia de cifras oficiales- para su estudio “La emigración desde Venezuela durante la última década” y concluyó que entre 2000 y 2010 había emigrado cerca de medio millón de venezolanos.
Para 2014, calcula que podría estar acercándose a los 800.000 en medio de una tendencia “creciente”. “Este flujo no está deteniéndose”, dijo a la AFP la también doctora en Demografía.
Una lista de despedidas
Una encuesta realizada por Datanálisis reveló que 25% de la población consultada (hasta finales de mayo) tiene al menos un familiar o amigo que ha emigrado del país, lo que ha cambiado las reuniones de domingo o las fiestas de cumpleaños por despedidas.
Otro 9% tiene pensado partir en un futuro cercano: “Es el nivel más alto registrado de emigración venezolana“, explicó León.
Aunque en su mayoría son de clase media y alta, según la Encuesta Nacional de Juventud 2013 realizada por la Ucab, uno de cada seis pobres tiene expectativas de emigrar.
Cuenta Susana que en la lista de emigrantes siguen su hermano, un ingeniero de 29 años que partirá a Gran Bretaña en septiembre, sus padres médicos y al menos cuatro primos. Otros de sus familiares se quedan en Venezuela porque “no ven oportunidades de empleo en otros países”.
Esta semana Maduro se refirió por primera vez al problema, al reconocer que a muchos médicos venezolanos “nos los están sacando del país” a Europa. “Les pagan no sé cuánto (…) Es lo que llaman la fuga de cerebros, de personal especializado“, dijo el mandatario.
En otros tiempos, no eran comunes las despedidas. Los venezolanos salían por motivos profesionales o con becas de estudio, pero siempre -o casi siempre- volvían.
Venezuela fue más bien receptor de europeos que huían de la segunda guerra mundial y de la posguerra y más tarde de comunidades latinoamericanas -los colombianos los más numerosos- que encontraron un paraíso en este país petrolero.
Los que se van
La población venezolana que emigra tiene entre 25 y 40 años de edad y un alto nivel educativo, según Freitez.
“Uno de los rasgos que diferencia nuestra emigración de la de otros países es el perfil altamente calificado (…) tienen como mínimo la carrera universitaria, pero pueden tener adicionalmente doctorado y maestría”, explica.
Los principales destinos son Estados Unidos, España y Colombia. Según León, los que van a Estados Unidos “son clases medias que conocen el lugar y han construido receptores que sirven como sostén inicial”, dijo León.
En Colombia y España se trata de un “regreso migratorio” de descendientes. Y luego está Panamá, “un receptorio de venezolanos que tienen empleo o desarrollan inversiones”, precisó.
Freitez los halló también en destinos como Inglaterra, Italia, Francia, Portugal y Australia.
Antes de partir, Susana había despedido a unos cuantos amigos que se fueron a algunos de esos destinos buscando mejores condiciones de vida. No todos las han encontrado. Ella las busca en España, donde asegura que “comienza mi viaje sin retorno a Venezuela”.
Por Patricia Clarembaux