AFP).- Como sus demoledores derechazos, Cuba sintió en pleno rostro la muerte del boxeador Teófilo Stevenson, su campeón de todos los tiempos, sepultado este martes en La Habana con la asistencia autoridades, amigos y admiradores.
Unas 500 personas formaron un coro que gritaba “campeón, campeón” entre palmadas, mientras el féretro dorado descendía en el Panteón del Movimiento Deportivo Cubano.
“Esta vez el campeón nos convoca a un encuentro al que no queríamos asistir” en el que tuvo “un veredicto injusto, pero no definitivo” pues “tiene asegurado un lugar en la memoria” de su pueblo, dijo el presidente del Comité Olímpico Cubano, José Ramón Fernández, al despedir el duelo en el cementerio de Colón.
Stevenson, de 60 años, triple campeón olímpico y mundial amateur, falleció el lunes en La Habana “víctima de una cardiopatía isquémica”, según el reporte oficial, un contrasentido con la imagen de fuerza y salud que siempre exhibió.Cuatro autos fúnebres cargados de coronas florales del líder Fidel Castro y los presidentes Raúl Castro (Cuba), Hugo Chávez (Venezuela) y Daniel Ortega (Nicaragua), entre otras, fueron escoltados hasta la necrópolis por motos policiales.
“Su muerte deja un vacío incalculable en el seno del deporte revolucionario cubano, donde ahora se multiplicará como ejemplo de patriotismo, dignidad y apego a su pueblo”, dijo un comunicado del Movimiento Deportivo, conformado por las entidades del deporte de la isla.
Considerado el mejor boxeador amateur de la historia, Stevenson reinó casi dos décadas en los pesos completos. Ganó los títulos olímpicos de Munich-1972, Montreal-1976 y Moscú-1980, y hubiese podido disputar el de Los Angeles-1984, pero Cuba no acudió por razones políticas.
Colgó los guantes tras ganar su tercera corona en el Mundial de Boxeo de Reno-1986, al noquear en el combate por el oro al estadounidense Alex García. Antes había ganado los títulos mundiales en La Habana-1974 y Belgrado-1978.
Su deceso tomó por sorpresa a los cubanos, pese a que hace cinco meses había sufrido una afección vascular que lo mantuvo en la sala de cuidados intensivos de un hospital.
“Estoy afligido, todavía estoy recibiendo la noticia, todavía no me acostumbro, Teófilo me dio un ejemplo de patriotismo”, dijo a la AFP el tricampeón olímpico y seis veces corona mundial de boxeo amateur, el cubano Félix Savón.
“Stevenson era una persona excepcional, que la naturaleza le dio valores muy importantes. El boxeo mundial pierde a uno de sus mayores exponentes“, dijo el profesor Alcides Sagarra, padre de la escuela cubana de boxeo, bajo cuya dirección el equipo de la isla cosechó sus mejores triunfos.
Alto, espigado pese a ser un superpesado, el triple campeón olímpico y mundial se hizo amigo de su contrincante frustrado, el estadounidense Muhammad Ali (ex Cassius Clay), cuyo esperado choque en la década de los 70 nunca se realizó.
“Aquel posible enfrentamiento definiría, según los encargados de organizarlo, quién era el mejor pugilista del mundo en la máxima división”, pero “las condiciones de aquel combate nunca llegaron a concretarse”, recordó el portal Cubadebate.
‘Pirolo’ para sus amigos, ‘Teo’ en el mundo del boxeo, y el “gigante de Delicias” (por el ingenio azucarero donde nació en el oriente cubano) para los narradores deportivos,celebró su primer combate a los 14 años y el último a los 34, dejando un impresionante récord 301 victorias y sólo 20 derrotas, dos de ellas a manos de su peor pesadilla, el ruso Igor Visotski, a quien nunca pudo vencer.Stevenson visitó a Ali en Estados Unidos y fue su anfitrión en las visitas que cumplió la leyenda estadounidense, ya enfermo de Parkinson, a La Habana en 1996 y 1998, en misión humanitaria.
Hijo de un inmigrante de la isla antillana de San Vicente y de una cubana, el más grande boxeador cubano de todos los tiempos consolidó su fama al rechazar en 1972 una oferta de un millón de dólares por emigrar, lo que implicaba desertar de la isla, y pasar al profesionalismo.
“La tuve (la oferta), pero no estoy arrepentido”, recordó años después y reiteró su respuesta de entonces: “no abandonaba a ocho millones de habitantes (entonces la población de Cuba) por un millón de dólares”.
Al momento de su fallecimiento, era vicepresidente de la Federación Cubana de Boxeo.