Científicos del Imperial College de Londres, dirigidos por el investigador Tony Goldstone, demostraron que si nos saltamos el desayuno, horas más tarde nuestro cerebro suele tener "antojos" de alimentos grasos y ricos en calorías.
Esta investigación realizada a partir de imágenes del cerebro de 21 hombres y mujeres, de peso normal, y 25 años de edad. Durante dos días consecutivos, se les mostraron fotografías de alimentos ricos en calorías mientras se les colocaba en un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (MRIf).
Se les pidió que calificaran en qué medida les apetecían una serie de alimentos, que incluían chocolate, pizza, verdura y pescado. El primer día se pidió a los voluntarios que no desayunaran antes del escáner, pero al día siguiente se les dio, una hora antes del escáner, un desayuno de 750 calorías basado en cereales, pan y mermelada.
Cuando en el almuerzo se les invitó a consumir todo lo que desearan, aquellos que habían pasado la mañana en ayunas mostraron una predisposición clara hacia alimentos ricos en calorías. Los individuos que no habían desayunado ingirieron 20 por ciento más calorías.
Los escáneres mostraron que la región del cerebro que podría estar involucrada en la atracción a los alimentos, la corteza orbitofrontal, se volvía más activa cuando el estómago estaba vacío.
En conclusión del estudio, dejar de comer a primera hora de la mañana vuelve a los alimentos grasos y a los dulces más atractivos para nuestro cerebro y favorece una dieta desequilibrada, además de potenciar la voracidad AGENCIA