(. EFE).- La estación de trenes del World Trade Center en Nueva York, donde ocurrieron los atentados del 11 de septiembre, abre sus puertas el pasado jueves, un proyecto que tardó doce años en realizarse y la transformó en la más cara del mundo.
Construida alrededor del sitio donde se encontraban las torres gemelas, transformado en memorial después del atentado, esta estación abrirá sin ceremonia oficial y con la parte noreste clausurada.
El emblemático edificio de esta estación tiene un salón de forma ovalada, llamado Oculus, que mide 111 metros de largo y está coronado por vigas que apuntan hacia el cielo, que evocan a una ave alzando sus alas para emprender el vuelo.
El proyecto, que se inició en 2004, ha sido muy criticado por su estética pero sobre todo por sus retrasos y su costo.
El presupuesto que inicialmente se fijó en 2.000 millones de dólares, terminó en 3.850 millones, según la portavoz del estudio de Santiago Calatrava, lo cual transforma esta estación en la más cara del mundo.