"Cristina Fernández se recluirá este fin de semana en Santa Cruz y el lunes retomará la agenda presidencial", informó el sitio oficial del gobierno.
La mandataria se encuentra este sábado y domingo en El Calafate, una villa turística 2.800 km al sudoeste de la capital, donde está su residencia familiar y donde Néstor Kirchner falleció el miércoles de un infarto, a los 60 años.
Cristina Kirchner se repone luego del funeral que se inició la mañana del jueves en Buenos Aires y culminó la medianoche del viernes en Río Gallegos, ciudad natal del ex presidente (2003/2007) y capital de la patagónica provincia de Santa Cruz, donde los restos de Kirchner quedaron depositados en la bóveda familiar del cementerio comunal.
Las 48 horas de funeral en las que centenares de miles de personas se manifestaron para despedirse de Kirchner, se transformaron en una expresión de respaldo político a la presidenta y a su gobierno puesto a prueba con la muerte de su esposo, con quien cogobernaba de hecho.
Según el analista Enrique Zuleta Puceiro, de la consultora OPSM, la imagen de la presidenta "creció muchísimo en estos días en los que se la vio muy entera y a la vez muy humana en el velatorio".
El canciller Héctor Timerman se apuró el jueves en decir que la mandataria buscará su reelección en 2011, ante la ausencia del otro Kirchner presidenciable.
Un 67,1% de los argentinos consideraron 'probable o muy probable' que Cristina "será capaz de profundizar y mejorar la tarea que viene llevando a cabo sin Néstor Kirchner a su lado", de acuerdo a un sondeo de OPSM entre el jueves y viernes sobre una muestra de 1.100 personas en todo el país.
"La oposición ahora tiene un problema grande: su eje era estar en contra de Néstor, ¿cuál va a ser ahora su discurso?", se preguntó Zuleta Puceiro.
En el kirchnerismo, niegan un cambio de rumbo del gobierno, tras la demostración de fuerza que resultó el multitudinario funeral del secretario general de la Unasur con participación mayoritaria de jóvenes y la presencia de ocho presidentes latinoamericanos.
"Ahora vamos a seguir el mismo camino, no vamos a cambiar un ápice la dirección de este modelo, salvo para mejorarlo", advirtió el embajador argentino en Uruguay, Dante Dovena, un kirchnerista de la primera hora.
Dirigentes de la oposición, que mantuvieron un respetuoso silencio estos días de duelo y hasta reivindicaron como político de fuste a quien habían denostado en vida, desestimaron que se avecinen cambios.
"No creo que haya grandes cambios en el oficialismo ni en la oposición", dijo Ricardo Alfonsín, presidenciable por la socialdemócrata Unión Cívica Radical, quien agregó que su partido "no cambia la valoración y los juicios" críticos al gobierno.
El diputado opositor Fernando Solanas (centroizquierda) llamó a "defender la institucionalidad", y se preguntó "¿cómo se solucionará el vacío de un hombre que cubría tantos flancos?".
Se especula que cobrará protagonismo el hijo mayor del matrimonio Kirchner, Máximo, de 32 años, un dirigente de bajo perfil pero jefe de La Cámpora, la mayor agrupación juvenil kirchnerista, de masiva presencia en el funeral.
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