El ex presidente de EEUU George W. Bush defiende las prácticas de "asfixia simulada", condenadas, sin embargo, por las convenciones de Ginebra, porque "salvaron vidas" de ciudadanos británicos.
En declaraciones al diario británico The Times, que comenzó a publicar sus memorias por entregas, Bush reconoce que apenas tres personas fueron sometidas a esas torturas, que él justifica, porque ayudaron a frustrar sendos atentados contra el aeropuerto de Heathrow y la zona de Londres conocida como Canary Wharf.
Bush confirma haber autorizado el recurso a la asfixia simulada, conocido también como "el submarino" (que consiste en poner a la víctima boca abajo y echarle agua) para sacar por la fuerza información a Jalid Sheij Mohammed, el "cerebro" de los ataques del 11S y afirma que fue la decisión "correcta".
"Capturamos a ese tipo, el principal agente operativo de Al Qaeda, que había matado a 3.000 personas", dice Bush, y agrega: "Considerábamos que tenía información sobre otro ataque. Pero él nos dice que sólo hablará con nosotros en presencia de su abogado. Y yo pregunto: ¿qué opciones teníamos que fuesen legales?".
En el libro, Bush escribe que "esos interrogatorios ayudaron a frustrar los complots para atacar sedes diplomáticas norteamericanas en el extranjero, el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf en Londres así como toda una serie de objetivos en EEUU".
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