Su relación con el fútbol empezó desde muy pequeño cuando solía acudir a los estadios para ver a sus dos equipos favoritos, el Real Madrid y el Barcelona.
Segovia, a inicios de los noventa, se trasladó a Santiago de Chile para hacer negocios. En esa época fundó la primera universidad del conglomerado SEK, y también hizo su primera visita al estadio Santa Laura.
Como la impresión que tuvo del fútbol Mapocho no fue de las mejores, Segovia siguió su carrera empresarial (siempre ligada a la educación) y abrió centros de enseñanza en países como Hungría y República Dominicana.
Tras un paso por Estados Unidos, Segovia volvió a Chile en 2008 y ahí se metió de lleno al fútbol. El empresario se convirtió en el dueño del club Unión Española por sugerencia de un amigo cercano, que creía que con Segovia ese equipo podría solucionar sus problemas económicos que lo mantuvieron al borde de la quiebra.
Sus allegados afirman que Segovia es un hombre de retos y de palabra. La gente que ha trabajado con él en Unión Española dice que trata de estar muy enterado de la situación de su club, desde el precio de las entradas hasta la performance de los jugadores.
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