Luiz Inacio Lula da Silva participará de su última gran cumbre internacional como presidente brasileño en el G20 de Seúl el viernes, en donde presentará a su sucesora Dilma Rousseff y buscará evitar una guerra cambiaria que golpearía duramente a Brasil, según fuentes oficiales.
Luego de ocho años al frente de la mayor economía latinoamericana, con el prestigio ganado de quien propulsó a su país a la línea de frente de la diplomacia internacional, el veterano dirigente dirá adiós a sus pares, pero con un duro mensaje sobre los desequilibrios monetarios que amenazan a las naciones emergentes.
"Voy al G20 para pelear. Van a enfrentar a Lula y a Dilma" Rousseff, dijo el presidente el miércoles tras reunirse con su sucesora, quien lo acompañará en este viaje a su primera cumbre como presidenta electa y participará de todos los encuentros oficiales.
"Estados Unidos y China están haciendo una guerra cambiaria. Estados Unidos que quiere resolver su problema de déficit fiscal y China porque sabe que no puede continuar con su moneda subvalorizada como está", enfatizó Lula, cuyo país sufre los embates de las disparidades cambiarias que junto con una lluvia de dólares hacia Brasil, han hipervalorizado el real, la moneda local.
Rousseff por su parte, abogó por medidas colectivas del G20 para evitar la volatilidad a la que se verían sometidas las monedas más débiles si las decisiones continúan siendo tomadas país por país, sin coordinación.
"No hay una solución individual" a ese problema, remarcó junto a Lula.
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