Estados Unidos conmemora hoy el 25 aniversario del accidente a tragedia del transbordador Challenger, un accidente en el que murieron sus siete tripulantes apenas un minuto después de despegar, y que conmocionó al país.
El 28 de enero de 1986 era una mañana fría, recuerda en entrevista con Efe Valerie Neal, conservadora del área dedicada al programa de los transbordadores del Museo Nacional del Espacio de Washington.
La temperatura había bajado por la noche pero el día amaneció despejado. Nadie presagiaba lo que horas más tarde sucedería. "Había mucho entusiasmo, iba a ser la 25 misión de un transbordador y a bordo viajaba junto con el resto de la tripulación una profesora", como parte de un nuevo programa educativo de la NASA.
El lanzamiento se fijó este día, después de varios aplazamientos debido al retraso de la misión STS-61C del transbordador Columbia y posteriormente al mal tiempo.
De hecho, esa mañana no estaba claro si el frío iba a permitir que el Challenger saliera del Centro Espacial Kennedy de Florida pero finalmente el equipo de misión dio luz verde al lanzamiento.
Los astronautas Michael Smith, Dick Scobee, Judith Resnik, Ronald McNair, Ellison Onizuka y Gregory Jarvin, componían la tripulación, además de la profesora Christa McAuliffe.
La presencia de un ciudadano de a pie en un vuelo espacial despertó el interés de los estadounidenses y en particular de los niños que siguieron con interés el lanzamiento televisado, pero poco después de un minuto algo empezó a ir mal.
"La estela se dividió en dos y diferentes olas de humo empezaron a salir en todas las direcciones. Estaba claro que algo iba mal, aunque tomó un tiempo saber de que se trataba", sostuvo la conservadora.
La causa técnica, explicó Neal, fue una serie de fallos en los anillos "O", unas juntas que sellan el cohete de propulsión que proyecta la nave, que produjo un escape de gas que perforó el depósito principal de la nave, por lo que acabó envuelto en llamas.
Mientras ascendía la nave, el vehículo empezó a agrietase en algunos puntos por la presión y el transbordador se rompió por dos partes.
Segundos más tarde, el compartimento de la tripulación, que no tenía escotilla de emergencia porque se consideraba un vehículo muy seguro, caía de manera incontrolada al mar con sus siete tripulantes.
"Probablemente murieron al impactar con el océano, si es que no habían muerto ya en el viaje en caída libre", señaló Neal que aseguró que fue un golpe muy duro para todo el país.
Esa noche, el entonces presidente Ronald Reagan (1981-1989) tenía previsto dar el discurso sobre el Estado de la Unión, que aplazó debido al luto nacional y en su lugar pronunció un emotivo mensaje.
Reagan se dirigió a los niños que estaban viendo el despegue: "Sé que es difícil de entender, pero a veces pasan cosas dolorosas como ésta. Todo esto es parte del proceso de exploración y descubrimiento".
La NASA realizará diversos actos conmemorativos en el país. El principal será en el Centro Espacial Kennedy de Florida de donde partió la nave y donde se hará una ofrenda floral.
EFE
El 28 de enero de 1986 era una mañana fría, recuerda en entrevista con Efe Valerie Neal, conservadora del área dedicada al programa de los transbordadores del Museo Nacional del Espacio de Washington.
La temperatura había bajado por la noche pero el día amaneció despejado. Nadie presagiaba lo que horas más tarde sucedería. "Había mucho entusiasmo, iba a ser la 25 misión de un transbordador y a bordo viajaba junto con el resto de la tripulación una profesora", como parte de un nuevo programa educativo de la NASA.
El lanzamiento se fijó este día, después de varios aplazamientos debido al retraso de la misión STS-61C del transbordador Columbia y posteriormente al mal tiempo.
De hecho, esa mañana no estaba claro si el frío iba a permitir que el Challenger saliera del Centro Espacial Kennedy de Florida pero finalmente el equipo de misión dio luz verde al lanzamiento.
Los astronautas Michael Smith, Dick Scobee, Judith Resnik, Ronald McNair, Ellison Onizuka y Gregory Jarvin, componían la tripulación, además de la profesora Christa McAuliffe.
La presencia de un ciudadano de a pie en un vuelo espacial despertó el interés de los estadounidenses y en particular de los niños que siguieron con interés el lanzamiento televisado, pero poco después de un minuto algo empezó a ir mal.
"La estela se dividió en dos y diferentes olas de humo empezaron a salir en todas las direcciones. Estaba claro que algo iba mal, aunque tomó un tiempo saber de que se trataba", sostuvo la conservadora.
La causa técnica, explicó Neal, fue una serie de fallos en los anillos "O", unas juntas que sellan el cohete de propulsión que proyecta la nave, que produjo un escape de gas que perforó el depósito principal de la nave, por lo que acabó envuelto en llamas.
Mientras ascendía la nave, el vehículo empezó a agrietase en algunos puntos por la presión y el transbordador se rompió por dos partes.
Segundos más tarde, el compartimento de la tripulación, que no tenía escotilla de emergencia porque se consideraba un vehículo muy seguro, caía de manera incontrolada al mar con sus siete tripulantes.
"Probablemente murieron al impactar con el océano, si es que no habían muerto ya en el viaje en caída libre", señaló Neal que aseguró que fue un golpe muy duro para todo el país.
Esa noche, el entonces presidente Ronald Reagan (1981-1989) tenía previsto dar el discurso sobre el Estado de la Unión, que aplazó debido al luto nacional y en su lugar pronunció un emotivo mensaje.
Reagan se dirigió a los niños que estaban viendo el despegue: "Sé que es difícil de entender, pero a veces pasan cosas dolorosas como ésta. Todo esto es parte del proceso de exploración y descubrimiento".
La NASA realizará diversos actos conmemorativos en el país. El principal será en el Centro Espacial Kennedy de Florida de donde partió la nave y donde se hará una ofrenda floral.
EFE
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