El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, actualmente es considerado por muchos expertos y políticos como un posible nuevo líder regional que busca sacar a su país de un período de cierto aislamiento y darle a Colombia más peso en América Latina.
Según afirmó a RT la columnista del periódico El Tiempo Patricia Muñoz, “el interés del presidente Santos obedece a la búsqueda de recoger el vacío de liderazgo dejado por el saliente presidente de Brasil, Lula da Silva”. Lo demuestran los intentos del mandatario de fomentar lazos tanto con los países latinoamericanos, como con Estados Unidos y la Unión Europea.
Así, uno de los primeros pasos de Santos al ocupar el cargo presidencial fue la restauración de las relaciones con Venezuela, que se encontraban en una profunda crisis surgida durante el gobierno de Álvaro Uribe. Y hace varios días Santos se encontró con el presidente estadounidense, Barack Obama, quien por primera vez se comprometió a presentar el Tratado de Libre Comercio (TLC) al Congreso, lo que constituye una gran esperanza para la economía colombiana.
Además, Santos actuó como mediador para lograr el retorno de Honduras a la OEA y acelerar el reconocimiento del Gobierno de Porfirio Lobo por las naciones de la región. Al mismo tiempo, promovió ante la ONU el problema de la reconstrucción de Haití tras el sismo de enero de 2010. Estos dos hechos confirman las intenciones del mandatario colombiano de participar activamente en la resolución de los más graves problemas regionales de América Latina.
A diferencia de Uribe, quien mantuvo un curso político de “cierto aislamiento en el contexto latinoamericano y en el mundial”, Santos ha escogido el camino de internacionalizar las relaciones del país, de diversificarlas y mirar hacia otros frentes”, expresó a EFE la politóloga Elizabeth Ungar, de la bogotana Universidad de los Andes.
Según señala Muñoz, el mayor impacto de tal política sería permitir mostrar las potencialidades de la región ante el resto de países del mundo. “Es bien conocido que tenemos las grandes potencialidades que genera el mercado de casi 400 millones de sudamericanos, que en un futuro va a ser atractivo en términos económicos para los países de Europa, así como para EE. UU. y Canadá”, precisa la columnista.RT
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