(EFE).- La Policía de la ciudad californiana de Pico Rivera trabajó durante años para resolver un asesinato ocurrido en 2004, hasta que encontró en el pecho de un pandillero una imagen detallada del crimen, que acabó por incriminarle.
Según informa Los Angeles Times, los detectives de Pico Rivera, una ciudad mayoritariamente hispana, no podía creer lo que vieron cuando le pidieron a Anthony García, un miembro de la pandilla Rivera 13, que se descamisara para tomarle de manera rutinaria unas fotos.
García fue detenido en 2008 en un control de tráfico, ante la sospecha de que conducía sin permiso, pero al dejar al descubierto su torso desveló un crimen mayor.
Impreso en su pecho, estaba la imagen detallada de un crimen en el que la Policía estaba trabajando sin éxito desde hacia cuatro años, el asesinato de un miembro de una banda rival, John Juarez, de 23 años.
El tatuaje, cuya imagen fue facilitada hoy por la Policía de Los Ángeles, contenía todos los detalles del crimen, las luces de Navidad correspondientes a las fechas del asesinato, el nombre de la calle, la licorería donde ocurrió el suceso e incluso la posición en la que cayó el cuerpo del joven tras recibir los impactos de bala.
Sobre la imagen, venían rotuladas las palabras “Rivera Kills”, en referencia al asesinato cometido por la banda a la que pertenecía Anthony García, Rivera 13.
En el dibujo, los disparos procedían de un pequeño helicóptero o ‘chopper’, en inglés, el alias con el que era conocido García.
El cuerpo del joven asesinado venía además caracterizado como un cacahuete, en referencia a cómo llaman los miembros de la pandilla a sus rivales (peanut, en inglés).
Gracias al tatuaje, la Policía pudo reabrir las investigaciones y obtener una confesión rápida de Anthony García, lo que llevó a que se presentaran cargos y que fuera finalmente condenado por asesinato en primer grado, lo que ha ocurrido ahora. La sentencia será dictada el mes próximo.
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