Francia y su nuevo presidente, François Hollande, recibieron ayer un balón de oxígeno con la decisión de Moody’s de mantener la máxima nota de solvencia a la deuda del país. La decisión de la agencia de calificación ha tenido una traducción inmediata en los mercados. A media mañana, la rentabilidad exigida por los inversores para comprar los bonos a 10 años de la segunda potencia del euro han bajado hasta marcar su nivel más bajo desde que se puso en marcha la moneda única. Esta mejora aleja al país del grupo de países del euro bajo presión en los mercados, donde Grecia y España ocupan el centro de las dudas de los inversores.
Estos títulos, que son los que se utilizan como referencia para analizar la evolución del conjunto de la deuda del país, han llegado a intercambiarse a un interés del 2,437%, algo desconocido desde que la agencia Bloomberg recoge estos datos desde 1990. También han mejorado de forma considerable los bonos a dos y cinco años, que han visto cómo su interés ha bajado hasta el 0,399% y el 1,259%, respectivamente.
Francia ingresó en el grupo de países bajo sospecha tras un verano de rumores incesantes sobre la posibilidad de que perdiese la AAA, una matrícula de honor de la solvencia. El rumor se confirmó en otoño. En diciembre, otra de las agencias que dominan este negocio de la medición de riesgos, Standard & Poor’s, también puso en revisión la calificación francesa con el argumento de que la parálisis política de la UE y el recrudecimiento de las turbulencias en los mercados aumentaban el riesgo de contagio a las grandes potencias europeas. La advertencia, en el caso de S&P, sí se hizo realidad el pasado febrero, asestando un duro golpe al entonces presidente de la República, Nicolas Sarkozy.
Desde que empezó a hablarse de la rebaja hasta finales de 2011, el interés al que se vendían los bonos franceses a 10 años subió del 2,48% hasta el 3,722%. Con el repunte, la prima de riesgo de Francia, que es el diferencial entre la rentabilidad de estos títulos con sus homólogos alemanes, se disparó. En solo cinco meses, de julio a noviembre, pasó de los 29 a rozar los 200 puntos básicos. Hoy, sin embargo, se mueve sobre los 110. El hecho de que no haya bajado más, sin embargo, se debe a que el interés al que cotiza la deuda alemana está también en mínimos con un 1,4%
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