Microsoft desvelará el martes sus planes para la siguiente generación de consola Xbox, un dispositivo que será remodelado con el propósito de convertirse en el corazón del entretenimiento doméstico y consolidar su dominio en el mundo del videojuego.
El evento, que tendrá lugar en su sede en Redmond (Washington), se revela crucial para el futuro de la compañía que tratará de responder a la amenaza de Sony y su PlayStation 4, y a la de Apple y Google en su intento por cambiar el paradigma informático, hasta ahora Windows-céntrico.
Microsoft llega a la cita como líder del sector ocho años después de presentar Xbox 360 para plantar cara a la popular PlayStation, una apuesta que le salió bien incluso a pesar de la oposición de Nintendo que en 2006 revolucionó el mercado con su sistema Wii que introdujo el control gestual.
Durante los últimos dos años, Xbox ha sido la consola más vendida en EE.UU. gracias al impulso comercial que supuso el estreno de su periférico Kinect que fue un paso más allá que Wii al prescindir de los mandos y permitir controlar el dispositivo, además de con el mando tradicional, con un movimiento de mano o con la voz.
Kinect fue la llave que finalmente le abrió a Microsoft la puerta de muchas casas para hacer realidad su pregonada visión de un hogar inteligente, un campo de batalla en el que se define actualmente cuál será el modelo tecnológico dominante para interactuar con el consumidor.
Apple y Google entraron en el entorno de lo doméstico metidos en el bolsillo de los usuarios, en unos teléfonos llenos de aplicaciones que han obligado a Microsoft a realizar la mayor renovación de Windows en casi 20 años con el fin de no quedarse descolgado.
A pesar de los cambios, las ventas de ordenadores personales, donde manda Windows, siguen cayendo y Windows Phone no termina de alcanzar a sus rivales con sistema operativo iOS de Apple y Android de Google, cuyas tabletas y smartphones continúan siendo el referente.
En ese contexto de incertidumbre para Microsoft, su división de videojuegos comandada por Xbox es la certidumbre exitosa y un pilar sobre el que construir su estrategia para, al menos, el próximo lustro.
La nueva consola, además de responder a las necesidades de los jugadores más aficionados, es una oportunidad para que Microsoft se posicione como vía de entrada a internet desde el sofá,como portal multimedia para consumir cine, música y televisión y herramienta para teleconferencias con Skype.
Es previsible que la compañía ahonde en su herramienta SmartGlass que convierte las tabletas y teléfonos en dispositivos vinculados con la Xbox y busque nuevas fórmulas para arrastrar usuarios a Windows y Windows Phone con su consola como reclamo.
Lo más probable es que Microsoft aproveche el evento del martes para plantear su visión general y se limite a un pequeño adelanto de cómo será la nueva consola para no restar interés a su participación en junio en la feria del videojuego E3 en Los Ángeles.
Las expectativas son muchas, especialmente después de que Nintendo y Sony ya dieran a conocer sus Wii U, que no termina de cuajar, y PlayStation 4, de la que Sony dio pinceladas en febrero en espera de su desembarco en E3.
Los analistas del sector apostaron por una nueva Xbox que llevará de serie una segunda generación de Kinect (que hasta ahora se vende como un producto por separado), con sensores más refinados y posibilidad para 4 jugadores, así como un reproductor de DVD y Blu-ray, y una mayor oferta de contenidos para disfrutar a través de internet.
Habrá rediseño de la consola, por dentro y por fuera, y todo apunta a que también variará su nombre y perderá 360 como apellido.
EFE