Diversos cantantes del país suramericano han hecho alarde del bossa nova y demás ritmos, como la popular samba, que hicieron mover la cadera a los miles de asistentes que verán en unos minutos a las oncenas de Brasil y España disputarse la copa.
El amarillo y el verde predominaron entre las fantasías que protagonizaron la ceremonia, que fue el escenario perfecto para desfilar los más ostentosos disfraces, tal como Brasil tiene acostumbrado al mundo.
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