Decenas de miles de manifestantes opositores ucranianos tomaron este domingo la principal plaza de Kiev, la de la Independencia, tras romper las barreras instaladas por la policía, en una protesta contra el presidente Víktor Yanukóvich y su Gobierno y a favor de la integración con la Unión Europea.
Los manifestantes se instalaron en la icónica plaza, donde en 2004 tuvo lugar la llamada Revolución Naranja, a pesar de la prohibición de celebrar allí mítines decretada por un tribunal de Kiev anoche, después de que en la madrugada del sábado fuera dispersada violentamente una protesta por fuerzas antidisturbios.
Los policías que custodiaban la plaza de la Independencia, donde se estaba montando desde ayer un gigantesco árbol de Navidad para las fiestas, desaparecieron ante la llegada de los opositores.
Al frente de la columna iban los líderes de los partidos opositores ucranianos que convocaron para hoy la "veche" (asamblea popular) en protesta por la negativa del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, a firmar un Acuerdo de Asociación con la UE y por la represión ejercida contra los manifestantes el sábado.
Varios de los jóvenes opositores escalaron la estructura metálica del árbol de Navidad para colocar allí sus banderas, mientras otros gritaban "Fuera, banda (el Gobierno)" o "Abajo el árbol de Navidad".
Según algunos testigos citados por medios, un grupo de opositores montados en un tractor se ha acercado al complejo presidencial en Kiev, y grupos de personas empiezan a rodearlo.
Y otro grupo de manifestantes rompió los cristales de algunas ventanas del edificio de la administración municipal de Kiev, situado a unos 200 metros de la plaza.
En esa misma plaza tuvo lugar en 2004 la llamada Revolución Naranja en protesta por el fraude electoral en las elecciones presidenciales que dieron la victoria precisamente a Yanukóvich, y que finalmente fueron repetidas.
Antes de llegar a la plaza, a su paso delante de una estatua de Lenin, el fundador del Estado soviético, numerosos la participantes en la protesta comenzaron a gritar "verguenza" a los agentes que la custodiaban.
Muchos de los manifestantes portan insignias con la leyenda "no he venido aquí por dinero". EFE
Los manifestantes se instalaron en la icónica plaza, donde en 2004 tuvo lugar la llamada Revolución Naranja, a pesar de la prohibición de celebrar allí mítines decretada por un tribunal de Kiev anoche, después de que en la madrugada del sábado fuera dispersada violentamente una protesta por fuerzas antidisturbios.
Los policías que custodiaban la plaza de la Independencia, donde se estaba montando desde ayer un gigantesco árbol de Navidad para las fiestas, desaparecieron ante la llegada de los opositores.
Al frente de la columna iban los líderes de los partidos opositores ucranianos que convocaron para hoy la "veche" (asamblea popular) en protesta por la negativa del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, a firmar un Acuerdo de Asociación con la UE y por la represión ejercida contra los manifestantes el sábado.
Varios de los jóvenes opositores escalaron la estructura metálica del árbol de Navidad para colocar allí sus banderas, mientras otros gritaban "Fuera, banda (el Gobierno)" o "Abajo el árbol de Navidad".
Según algunos testigos citados por medios, un grupo de opositores montados en un tractor se ha acercado al complejo presidencial en Kiev, y grupos de personas empiezan a rodearlo.
Y otro grupo de manifestantes rompió los cristales de algunas ventanas del edificio de la administración municipal de Kiev, situado a unos 200 metros de la plaza.
En esa misma plaza tuvo lugar en 2004 la llamada Revolución Naranja en protesta por el fraude electoral en las elecciones presidenciales que dieron la victoria precisamente a Yanukóvich, y que finalmente fueron repetidas.
Antes de llegar a la plaza, a su paso delante de una estatua de Lenin, el fundador del Estado soviético, numerosos la participantes en la protesta comenzaron a gritar "verguenza" a los agentes que la custodiaban.
Muchos de los manifestantes portan insignias con la leyenda "no he venido aquí por dinero". EFE