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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ruedan las primeras cabezas en el gobierno turco salpicado por un escándalo de corrupción

Dos importantes ministros turcos se vieron obligados este miércoles a dimitir, convirtiéndose en las primeras víctimas políticas de un escándalo de corrupción que sacude Turquía, el mayor al que se enfrenta el gobierno del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en sus 11 años en el poder. 

El ministro de Interior, Muamer Güler, y su homólogo en Economía, Zafer Caglayan, próximos a Erdogan, anunciaron sucesivamente su dimisión de sus puestos en términos similares, al denunciar un "complot" para desestabilizar el gobierno islámico conservador. 
Ruedan las primeras cabezas en el gobierno turco salpicado por un escándalo de corrupción
"Dejo mi puesto de ministro de Economía para que se pueda aclarar todo lo relacionado con una abyecta operación que apunta a nuestro gobierno", afirmó Caglayan en un comunicado escueto. 

Güler explicó que dimitió para "desbaratar un repugnante complot". 

Los dos hombres estaban en el ojo del huracán tras la detención de un grupo de 24 personas, entre ellas, sus hijos, por su presunta implicación en un escándalo financiero de gran envergadura. Los detenidos se encuentran en prisión preventiva. 

La policía arrestó a estas personas, entre ellas, hombres de negocios y el director general del banco público Halkbank, el pasado 17 de diciembre en el marco de una amplia investigación anticorrupción, que preocupa a la élite islamista conservadora a la cabeza del país desde 2002. 

La dimisión de los ministros se produce antes de la esperada remodelación del gobierno de aquí a finales de semana, según los observadores. 

Los ministros de Medio Ambiente, Erdogan Bayraktar, y el de Relaciones europeas, Egeman Bagis, también aparecen en el proceso judicial por su presunta implicación en el escándalo. 

Los cuatro ministros han negado por el momento todas las acusaciones. 

Erdogan, que volvió el martes a Ankara después de dos días en Pakistán, debería proceder rápidamente al cambio de ministros, que estaba ya previsto de cara a las elecciones municipales de marzo. 

A su llegada al aeropuerto de la capital, donde le esperaban miles de partidarios, Erdogan repitió la tesis del "complot", invocada desde las detenciones de la semana pasada. 

"Que continúen tendiéndonos trampas (...) No nos dejaremos atrapar. Continuaremos por el camino que consideramos correcto", reiteró durante un discurso ante las personas congregadas, quienes coreaban "¡Turquía está orgullosa de ti!". 

El primer ministro turco criticó también los ataques de la cofradía de Fethullah Gülen, al que acusa implícitamente de urdir este complot con el objetivo, según él, de destruir los avances políticos y económicos conseguidos en los últimos diez años. 

Puesto en tela de juicio en junio pasado por un importante sector juvenil del país, laico y preparado, a causa de su deriva autoritaria e islamista, ahora Erdogan es cuestionado por sus propios partidarios, en particular por la hermandad de Gülen, en la que se apoyó para fortalecer su autoridad. 

Durante mucho tiempo larvada, esta guerra fratricida ya es algo público y ha cambiado el panorama político nacional, en momentos en que se entra en una larga vía electoral, con elecciones municipales y presidenciales en 2014, que finalizará con las elecciones legislativas de 2015. 

El reto va más allá para el primer ministro que unas simples elecciones locales, en las que su partido parte como favorito, puesto que le pueden servir de trampolín para las elecciones presidenciales de agosto próximo. 

Erdogan aún no ha aclarado cuáles son sus intenciones, pero está obligado por las reglas internas de su partido, AKP, a dejar el gobierno tras las elecciones legislativas de 2015. Y no es para nadie un misterio que buscará ser elegido Jefe del Estado, cargo que por primera vez será otorgado por sufragio universal directo.
AFP