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jueves, 31 de julio de 2014

Costa Rica, una subida de pura vida

Fue en septiembre de 2013 cuando Costa Rica por fin se olvidó del trago amargo que significó no haber ido a la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™. Con ocho juegos disputados del Hexagonal final de la CONCACAF, los Ticos sumaban 15 puntos y, a falta de dos jornadas, ya tenían uno de los tres pasajes directos para Brasil 2014™. Su misión estaba cumplida.
La consolidación del proyecto se fue reflejando en la Clasificación Mundial FIFA/Coca Cola: un mes después, en octubre, ocupaban el puesto número 31. Tan sólo un año antes, los dirigidos por Jorge Luis Pinto estaban en el lejano peldaño 72.  En esos 365 días sólo supieron de resultados positivos: salieron campeones de la Copa Centroamericana 2013 y llevaban sólo una derrota en el clasificatorio regional. Sin embargo, lo mejor para ellos todavía estaba por llegar…
La pasión, en el ADN de Costa Rica
Pura vida. La corta frase, en Costa Rica, se repite todo el tiempo. Lo mismo se usa para saludar o para terminar una conversación. Esas dos palabras guardan recuerdo de su pasión por la vida y la alegría. Su frecuente recordatorio no sólo es en los buenos momentos, sino también cuando necesitan de esta energía vital en los momentos difíciles.
Quien piense que el último tramo del camino de los Ticos fue sencillo, se equivoca. El 2014 los recibió de mala manera. Primero, cayendo ante Chile (0-4) y República de Corea (0-1). Y, lo más doloroso, Bryan Oviedo, internacional lateral derecho titular indiscutible, se perdía el Mundial por una fractura en la tibia y el peroné. En febrero, este mal momento se sintió en la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola, donde cayeron al lugar 35.
Entonces todo lo que quedó fue echar mano de esa entrega característica y, a pura vida, recomponer el camino. Su preparación mundialista incluyó a tres sinodales. Derrotó (2-1) a Paraguay, cayó con Japón (1-3) y cerró con un empate (1-1) ante Irlanda. Esto llevó a los ticos a dar un brinco de seis lugares (28) en el clasificatorio mundial de junio.
Cuando todo parecía listo, llegó otra mala noticia: en un entrenamiento, Álvaro Saborío, quien con ocho goles fue su goleador en las eliminatorias, se fracturaba el quinto metatarsiano y decía adiós a Brasil.
Un torneo de ensueño
Sin tiempo para lamentarse, Pinto reacomodó a su equipo y con un 5-4-1 debutó en el Grupo D de la competición ante Uruguay. Díaz ocupaba toda la banda izquierda y centraba buscando a Joel Campbell. Duarte, por la derecha, combinaba con el artista del medio campo, Bryan Ruiz. Con un fútbol lleno de movilidad, Costa Rica venció 3-1 a Uruguay y sumó sus primeros tres puntos.
Ante Italia, Tejeda y Borges hicieron gala de su habilidad en el medio campo. Con Andrea Pirlo neutralizado, los Ticos mantuvieron la ventaja que les dio un gol del capitán Ruiz. La fase de grupos la cerraron con un empate sin goles ante Inglaterra y en la cima del Grupo D, llegando a la octavos de final, la posición más alta que habían logrado en su historia.
Grecia, entonces, fue su siguiente rival. Al duelo lleno de tensión no le bastaron los 90 minutos y todo se definió desde los tiros penales. Gracias a que Keylor Navas detuvo un disparo y sus compañeros no fallaron, Costa Rica avanzó al quinto partido de la competición.
A Paises Bajos le repitieron la estrategia. Se defendieron bien y buscaron mover el marcador con contragolpes. El resultado fue el mismo: tiros penales. En esta ocasión, Bryan Ruiz y Michael Umaña no tuvieron la misma efectividad y los holandeses se ganaron el pase a la semifinal.
Con la frente muy en alto, Costa Rica dijo adiós a Brasil 2014. En una derrota que no sabía tan mal luego de haber hecho historia. Los Ticos culminaron un ciclo que estuvo lleno de buenos resultados, momentos difíciles, pero, sobre todo, de pura vida.
Esta historia paralela de números, de ascensos y de descensos, también acabó con un final feliz: el lugar 16 de la Clasificación Mundial FIFA/Coca Cola en la publicación más reciente. Ahora solo les queda mirar hacia el frente; con Rusia 2018 en el horizonte de una generación de jóvenes futbolistas que tienen todo menos respeto por las marcas históricas cuando se trata de romperlas.
FIFA