Cuando la mala noche terminó y las autoridades lograron ingresar y abrirse paso a través del club, tuvieron que pisar cuidadosamente y pasar sobre los cuerpos ensangrentados que estaban por todas partes, luego de que un atacante de 29 años irrumpiera en el lugar armado con un fusil de asalto M4, una pistola y lo que fue descrito por las autoridades como un supuesto "artefacto explosivo”.
“¡Si están vivos, levanten la mano!”, dijeron las autoridades al ingresar.
Alrededor de ellos, los teléfonos de las víctimas sonaban incesantes,era la banda sonora de una carnicería que Estados Unidos jamás había visto. El ataque en Pulse ha sido el peor tiroteo de la historia de ese país.
Algunos lograron sobrevivir para contar la tragedia.
Empleados y dueños del lugar dijeron que una persona que se estaba ocultando en el baño se cubrió de cadáveres para protegerse. Así logró sobrevivir.
Algunos de los artistas que estaban esa noche se escondieron en los camerinos cuando empezó el tiroteo.
Pero no muchos pudieron escapar.
Durante las dramáticas tres horas que duró la matanza, el atacante tomó varios rehenes mientras otros se resguardaban en los vestidores o en las salidas del aire acondicionado.
En el momento de la matanza, Eddie Jamoldroy Justice de 30 años buscó refugio en el baño desde donde le escribió un mensaje a su mamá diciéndole lo inevitable: que allí iba a morir.
“Mamá, te amo”, escribió. “Hay un tiroteo en el club, estoy atrapado en el baño”.
“Llama a la policía. Voy a morir”, dijo.
Su mamá, Mina Justice, trataba de asegurarle que ya había llamado al 911 y la ayuda estaba llegando.
“Los estoy llamando, responde tu teléfono”, le dijo la madre.“¡Llámame!, ¡Llámame!”, insistía ella.
Justice respondió: “Llámalos mami, ahora. Sigo en el baño. Él está llegando. Voy a morir”.
Eddie Jamoldroy Justice no volvió a hablar.
Él fue una de las 49 víctimas que murieron en la masacre