El año que viene, el maestro Diego Matheuz tiene muchos compromisos en Caracas, sobre todo con la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, pero tiene además una agenda internacional que comienza en enero, en Frankfurt (Alemania), con la Orquesta de la Radio de Frankfurt y con su debut en Francia, específicamente en Bordeaux.
En febrero viene a Venezuela y en marzo vuelve a pisar el Teatro La Fenice, en Venecia, para hacer ocho funciones de la opera Rigoletto, una experiencia que ha marcado su formación reciente como director, pues se ha involucrado no sólo con los aspectos estrictamente musicales sino con todo el proceso de preparación para montar una ópera, desde el vestuario hasta el maquillaje.
En abril también dirigirá a la Sinfónica de Israel en ciudades como Tel Aviv, Haifa, entre otras, además de hacer una gira con la Orquesta Mozart y la Orquesta de Cámara Mahler juntas, compartida con el maestro Abaddo, con quien Matheus ha trabajado los últimos años.
“Del maestro Abaddo, con quien he hecho varios proyectos he aprendido mucho. Una de esas cosas es la sinceridad con la música. Buscarla siempre como fuera la primera vez que la haces, como si no hubieses visto nunca la obra. El tiene 76 años y aunque ha hecho una obra 20 mil veces, siempre quiere encontrar distintos niveles de interpretación”, confiesa Matheuz.
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