La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que mantendrá en su gestión la actual política económica del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y descartó aplicar medidas radicales para controlar el cambio.
"Voy a mirar con mucho cuidado el cambio, porque no creo que manipularlo resuelva alguna cosa. Tendremos un cambio fluctuante y tenemos reservas que nos permiten protegernos de manipulaciones internacionales", aseguró Rousseff en una entrevista concedida al canal de televisión Globo.
Rousseff había advertido en declaraciones al canal Record, que su Gobierno tendrá "rigor para tratar la cuestión cambiaria", pues según ella "no es posible que ocurra aquí aquel tipo de política de la década del treinta, que se caracteriza por la devaluación competitiva. El principio vigente es el cambio fluctuante".
La fuerte valorización del real frente al dólar ha llevado al equipo económico del actual Gobierno a adoptar una serie de medidas para contener esa apreciación, que viene afectando al sector exportador e incidiendo en las cuentas del país.
El actual Gobierno estudia pedir a la bolsa de Sao Paulo limitar las operaciones de derivados del dólar, como medida adicional al impuesto que se cobra sobre la inversión extranjera en renta fija y al hecho de facilitar al Tesoro Nacional la compra de dólares para destinarlos al pago de la deuda externa, por un período de 48 meses.
La ex ministra de Minas y Energía y de Presidencia, quien venció el domingo en la segunda vuelta electoral en una disputa contra el opositor José Serra, el preferido por la clase empresarial, comentó al canal Record que "la característica principal de un Gobierno en el mundo de hoy es no gastar aquello que no puede".
"Pero mantendré los gastos sociales y las inversiones", aseveró Rousseff, quien en la noche de hoy visitó varios canales de televisión en la capital del país, Brasilia.
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