Bielorrusia celebra hoy la jornada de reflexión en vísperas de unas elecciones presidenciales en las que el actual jefe de Estado, Alexandr Lukashenko, se presenta como favorito frente a nueve rivales opositores.
Pero en Bielorrusia la reflexión no conlleva silencio: a diferencia de otros países la campaña electoral está en pleno apogeo.
Además de Lukashenko, que participa por cuarta vez en los comicios y es hasta ahora el primero y único presidente que ha tenido Bielorrusia, aspiran a la jefatura del Estado varios representantes de la oposición liberal y nacionalistas bielorrusos.
La participación de tantos candidatos, a juicio de la oposición, no debilita sus posibilidades de éxito, ya que el objetivo es atraer a la mayor cantidad posible de electores a fin de conseguir una segunda ronda, en la que Lukashenko tendría que enfrentarse al candidato opositor más votado.
Entre tanto, los dos principales bandos, a los que se atribuyen las mejores posibilidades en estas elecciones, el del actual jefe de Estado y la oposición liberal, no dudan de sus respectivas victorias.
La presidenta de la Comisión Electoral Central, Lidia Yermóshina, expresó la seguridad de que el resultado se decidirá ya en la primera ronda y ella podrá "celebrar tranquilamente la Navidad".
A juicio del Stanislav Shushkevich, predecesor de Lukashenko y primer jefe de Estado de la Bielorrusia independiente (por ser entonces el presidente del Parlamento), si no hay fraude electoral, ningún candidato obtendrá mayoría absoluta en la primera ronda y en la segunda Lukashenko será derrotado.
Ya antes de la jornada de votación la oposición ha denunciado el fraude
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