La británica Sarah Paddy Jones, de 76 años, que ostenta el Récord Guiness de la bailarina de salsa de mayor edad, se convirtió en la verdadera estrella de un congreso internacional de este género de Perú, a la que ni los más famosos talentos de este ritmo le hacen sombra.
La presencia de Paddy en Lima, ciudad que desde ayer acoge el "Primer congreso de salsa de Perú", revolucionó al país: "todo el mundo quiere hablarme, besarme y sacarme fotos", explicó hoy a Efe esta "abuela salsera", madre de cuatro hijos y pronto bisabuela.
Acostumbrada a recibir tiernas acogidas en los países a los que viaja, Paddy reconoció, sin embargo, que la bienvenida peruana "fue demasiado" y superó sus expectativas.
"Estoy segura de que no me lo merezco", afirmó con humildad, tras participar en un programa peruano "farandulero" (prensa rosa), en donde no dudó en mover sus caderas con el pequeño bailarín Dayiro Castañeda, de cinco años y que, según dijo, le recordó a uno de sus nietos.
Su pasión por el baile le viene de joven, cuando con dos años y medio comenzó sus clases de ballet clásico, y, ensayo tras ensayo, logró convertirse en danzante profesional a partir de los 12 años.
El amor hizo que abandonara voluntariamente su carrera como bailarina para dedicarse a su vida familiar y un negocio que ostentaba con su marido David.
"Fui profesional desde los 12 hasta los 22, momento en el que me casé. Y lo dejé todo por decisión propia. Estaba en casa, tuve cuatro hijos y un marido al que cuidar. Teníamos, además, un negocio. El tiempo lo tenía ocupado", explicó.
Fue años más tarde, y en España, que volvió a retomar su verdadera pasión, el baile. "Lo siento, tenía que haberme apuntado a clases de español, pero, en su lugar, volví a mi primer amor: el baile", afirmó Paddy.
Arropada por su familia, esta "abuela bailarina", ayudada de su pareja, el valenciano Nicolás Espinoza, es capaz de hacer piruetas, de las que siempre salió ilesa hasta que ayer sufrió su primera caída bailando, que no le ocasionó ninguna lesión.
El reclamo popular y su ajetreada agenda, que la obliga a madrugar e ir de programa en programa, hace que Paddy se sienta "exhausta", confesó, pero agregó que "cuando la música empieza, todo desaparece".
El viaje de Paddy a Perú forma parte de la celebración del "Perú Salsa Congress 2011", que se desarrollará en Lima hasta el próximo domingo y reunirá a prestigiosos coreógrafos internacionales como Nelson Flores y Griselle Ponce.
La presencia de Paddy en Lima, ciudad que desde ayer acoge el "Primer congreso de salsa de Perú", revolucionó al país: "todo el mundo quiere hablarme, besarme y sacarme fotos", explicó hoy a Efe esta "abuela salsera", madre de cuatro hijos y pronto bisabuela.
Acostumbrada a recibir tiernas acogidas en los países a los que viaja, Paddy reconoció, sin embargo, que la bienvenida peruana "fue demasiado" y superó sus expectativas.
"Estoy segura de que no me lo merezco", afirmó con humildad, tras participar en un programa peruano "farandulero" (prensa rosa), en donde no dudó en mover sus caderas con el pequeño bailarín Dayiro Castañeda, de cinco años y que, según dijo, le recordó a uno de sus nietos.
Su pasión por el baile le viene de joven, cuando con dos años y medio comenzó sus clases de ballet clásico, y, ensayo tras ensayo, logró convertirse en danzante profesional a partir de los 12 años.
El amor hizo que abandonara voluntariamente su carrera como bailarina para dedicarse a su vida familiar y un negocio que ostentaba con su marido David.
"Fui profesional desde los 12 hasta los 22, momento en el que me casé. Y lo dejé todo por decisión propia. Estaba en casa, tuve cuatro hijos y un marido al que cuidar. Teníamos, además, un negocio. El tiempo lo tenía ocupado", explicó.
Fue años más tarde, y en España, que volvió a retomar su verdadera pasión, el baile. "Lo siento, tenía que haberme apuntado a clases de español, pero, en su lugar, volví a mi primer amor: el baile", afirmó Paddy.
Arropada por su familia, esta "abuela bailarina", ayudada de su pareja, el valenciano Nicolás Espinoza, es capaz de hacer piruetas, de las que siempre salió ilesa hasta que ayer sufrió su primera caída bailando, que no le ocasionó ninguna lesión.
El reclamo popular y su ajetreada agenda, que la obliga a madrugar e ir de programa en programa, hace que Paddy se sienta "exhausta", confesó, pero agregó que "cuando la música empieza, todo desaparece".
El viaje de Paddy a Perú forma parte de la celebración del "Perú Salsa Congress 2011", que se desarrollará en Lima hasta el próximo domingo y reunirá a prestigiosos coreógrafos internacionales como Nelson Flores y Griselle Ponce.
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