El futuro ha llegado a los hogares con un novedoso robot sabueso, capaz de detectar distintos tipos de gases y avisar a sus dueños -mediante un sistema de voz- en caso de excesos en las emisiones, lo que permitirá evitar fugas e intoxicaciones en situaciones de riesgo.
La nariz electrónica, patentada por un grupo de informáticos de la Universidad de Málaga, pretende beneficiar sobre todo a personas mayores que tienen movilidad reducida o el olfato poco desarrollado, ha explicado a Efe el responsable del proyecto, Javier González, profesor del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática.
El robot, al que sus creadores han llamado Rhodon, dispone de un software que crea mapas de reconocimiento de olores, en el que señala con un código de colores los puntos en que ha localizado la concentración más elevada de gases.
De este modo, si salta la alarma de una cocina o se produce una fuga, el autómata inspecciona el habitáculo e indica -a través de un dispositivo que genera sonido para alertar de la presencia de gases nocivos- en qué áreas concretas los ha detectado y dónde se encuentra la fuente emisora.
Este artilugio mecánico permanece conectado a un pequeño ordenador, que controla todo el proceso y se encarga de manejar los sensores, además de posibilitar la interacción con el usuario, que dictará las órdenes.
La nariz que han diseñado los informáticos, alimentada por un sistema neumático que aspira aire, se compone de cuatro cámaras olfativas idénticas, de las que sólo una de ellas se dedica a oler de forma constante, mientras que el resto limpia el ambiente para que no interfiera ningún otro elemento.
Esta aplicación imita al olfato de los animales, puesto que el ser humano no es capaz de reconocer varios olores a la vez, ha indicado el coordinador del sistema, quien ha destacado que en España pocos grupos trabajan en robótica olfativa.
El robot cuenta también con un sistema de detección de obstáculos basado en tecnología láser, lo que, unido a una cámara visual que los expertos incorporarán al autómata, combinará el reconocimiento de objetos con la detección de gases, de forma que sea capaz de distinguir entre una taza de café o un vaso de agua.
Se trata de que estas máquinas puedan completar la información de la que dispone una persona, por lo que, a juicio de los expertos, una salida inmediata puede ser que el robot tenga un uso doméstico.
Los investigadores de Málaga también colaboran en un proyecto desarrollado en Suecia, que consiste en el diseño de un vehículo que localiza posibles fugas de gases contaminantes en grietas de vertederos, algo que permite una intervención inmediata.
Otra de las aplicaciones que tienen los sensores de gas es la detección de excesos de CO2 en el medio ambiente, para lo que varios grupos trabajan en la combinación de una red de sensores simples que puedan alertar de concentraciones anómalas con otros dispositivos que indiquen las zonas en que pueden producirse fugas de gases.
EFE
La nariz electrónica, patentada por un grupo de informáticos de la Universidad de Málaga, pretende beneficiar sobre todo a personas mayores que tienen movilidad reducida o el olfato poco desarrollado, ha explicado a Efe el responsable del proyecto, Javier González, profesor del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática.
El robot, al que sus creadores han llamado Rhodon, dispone de un software que crea mapas de reconocimiento de olores, en el que señala con un código de colores los puntos en que ha localizado la concentración más elevada de gases.
De este modo, si salta la alarma de una cocina o se produce una fuga, el autómata inspecciona el habitáculo e indica -a través de un dispositivo que genera sonido para alertar de la presencia de gases nocivos- en qué áreas concretas los ha detectado y dónde se encuentra la fuente emisora.
Este artilugio mecánico permanece conectado a un pequeño ordenador, que controla todo el proceso y se encarga de manejar los sensores, además de posibilitar la interacción con el usuario, que dictará las órdenes.
La nariz que han diseñado los informáticos, alimentada por un sistema neumático que aspira aire, se compone de cuatro cámaras olfativas idénticas, de las que sólo una de ellas se dedica a oler de forma constante, mientras que el resto limpia el ambiente para que no interfiera ningún otro elemento.
Esta aplicación imita al olfato de los animales, puesto que el ser humano no es capaz de reconocer varios olores a la vez, ha indicado el coordinador del sistema, quien ha destacado que en España pocos grupos trabajan en robótica olfativa.
El robot cuenta también con un sistema de detección de obstáculos basado en tecnología láser, lo que, unido a una cámara visual que los expertos incorporarán al autómata, combinará el reconocimiento de objetos con la detección de gases, de forma que sea capaz de distinguir entre una taza de café o un vaso de agua.
Se trata de que estas máquinas puedan completar la información de la que dispone una persona, por lo que, a juicio de los expertos, una salida inmediata puede ser que el robot tenga un uso doméstico.
Los investigadores de Málaga también colaboran en un proyecto desarrollado en Suecia, que consiste en el diseño de un vehículo que localiza posibles fugas de gases contaminantes en grietas de vertederos, algo que permite una intervención inmediata.
Otra de las aplicaciones que tienen los sensores de gas es la detección de excesos de CO2 en el medio ambiente, para lo que varios grupos trabajan en la combinación de una red de sensores simples que puedan alertar de concentraciones anómalas con otros dispositivos que indiquen las zonas en que pueden producirse fugas de gases.
EFE
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