La reciente dimisión de Hosni Mubarak, quien hasta hace poco era el hombre más poderoso de Egipto, ha conmocionado las redes sociales Facebook y Twitter, espacios que desde hace varias semanas han acogido millones de mensajes, la mayoría de ellos impulsando la revolución popular.
Tanto Facebook como Twitter sirvieron al pueblo egipcio para la organización de sus marchas. Principalmente fueron los jóvenes los que hicieron uso del Internet para darle mayor fuerza a las manifestaciones que recién este viernes lograron su histórico objetivo: derrocar del poder a un presidente que supo mantenerse en su cargo durante 30 años.
Tanto fue el poder de las redes sociales, que hasta hace poco, cuando Mubarak aún tenía el poder, se restringió el servicio de Internet y de telefonía fija y móvil a fin de ponerle punto final a las revueltas que los jóvenes activistas organizaban en Facebook.
Wael Ghonim, por ejemplo, es una de las principales figuras que han surgido en esta especie de revolución popular generada a través de las redes. Él expuso su integridad y por un momento dejó de importarle el cargo de jefe de marketing de Google que ostenta en el Medio Oriente para dar rienda suelta a sus instintos más naturales en pro de la defensa de la libertad de su nación. De hecho, su activismo le costó su libertad, pues estuvo 12 días detenido.
Ghonim, quien ahora tiene más de 62 mil seguidores en Twitter y una página en Facebook con más de tres mil fans de todo el mundo, felicitó a su pueblo con el siguiente ‘tweet’: “Felicitaciones Egipto, el criminal se fue de palacio”.
En tanto, en todo el planeta se habla de Egipto y de la renuncia de Mubarak. Las noticias que salen de las agencias internacionales están circulando de forma sorprendente no solo en salas de redacciones de diarios internacionales, incluyendo las de nuestro país, sino también en las casas, aulas y en cualquier lugar que tenga una conexión a Internet.
La información se ha viralizado al máximo y las redes sociales reflejan el júbilo que ha causado en una nación la dimisión de su gobernante. Hablamos de globalización en su máxima expresión. Por ahora la mayoría de ciudadanos de todo el mundo coinciden en que “se ha escuchado la voz del pueblo”.
Tanto Facebook como Twitter sirvieron al pueblo egipcio para la organización de sus marchas. Principalmente fueron los jóvenes los que hicieron uso del Internet para darle mayor fuerza a las manifestaciones que recién este viernes lograron su histórico objetivo: derrocar del poder a un presidente que supo mantenerse en su cargo durante 30 años.
Tanto fue el poder de las redes sociales, que hasta hace poco, cuando Mubarak aún tenía el poder, se restringió el servicio de Internet y de telefonía fija y móvil a fin de ponerle punto final a las revueltas que los jóvenes activistas organizaban en Facebook.
Wael Ghonim, por ejemplo, es una de las principales figuras que han surgido en esta especie de revolución popular generada a través de las redes. Él expuso su integridad y por un momento dejó de importarle el cargo de jefe de marketing de Google que ostenta en el Medio Oriente para dar rienda suelta a sus instintos más naturales en pro de la defensa de la libertad de su nación. De hecho, su activismo le costó su libertad, pues estuvo 12 días detenido.
Ghonim, quien ahora tiene más de 62 mil seguidores en Twitter y una página en Facebook con más de tres mil fans de todo el mundo, felicitó a su pueblo con el siguiente ‘tweet’: “Felicitaciones Egipto, el criminal se fue de palacio”.
En tanto, en todo el planeta se habla de Egipto y de la renuncia de Mubarak. Las noticias que salen de las agencias internacionales están circulando de forma sorprendente no solo en salas de redacciones de diarios internacionales, incluyendo las de nuestro país, sino también en las casas, aulas y en cualquier lugar que tenga una conexión a Internet.
La información se ha viralizado al máximo y las redes sociales reflejan el júbilo que ha causado en una nación la dimisión de su gobernante. Hablamos de globalización en su máxima expresión. Por ahora la mayoría de ciudadanos de todo el mundo coinciden en que “se ha escuchado la voz del pueblo”.
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