La inscripción de Joseph Ratzinger, convertido en el papa Benedicto XVI el 19 de abril de 2005, en la lista de donantes de órganos no es válida desde su elección a la cabeza de la Iglesia católica, anunció esta semana Radio Vaticano en su edición en alemán.
La radio hizo pública una carta enviada por el secretario del papa, monseñor Georg Gänswein, al doctor Gero Winkelmann, de Munich.
Este médico hacía referencia, en artículos y conferencias destinadas a promover las donaciones de órganos para transplantes, a la carta firmada por el cardenal Ratzinger en la que el futuro papa escribía que donaría sus órganos.
"Si es cierto que el Papa ha redactado una carta para donar órganos, es también cierto, contrariamente a las afirmaciones públicas, que con su elección como jefe de la Iglesia católica, ésta se ha convertido ipso facto en obsoleta", declara Gänswein.
"El cuerpo de un Papa pertenece a toda la Iglesia universal", explicó a La Repubblica el arzobispo polaco Zygmunt Zimowski, ministro de salud del Vaticano. "Es comprensible que los restos mortales sean integralmente conservados, incluso con vistas a futuras posibles veneraciones", añadió, subrayando que esto "no quita nada a la validez y la belleza del gesto de la donación de órganos".
El cardinal Ratzinger reveló en 1999 que estaba inscrito en la lista de donantes de órganos, lo cual calificaba de "acto gratuito de afección y de disponibilidad".
El 5 de noviembre de 2008, Benedicto XVI reiteró la adhesión de la Iglesia católica a la práctica del transplantes de órganos a la vez que deseaba un "consenso de toda la comunidad científica" sobre la determinación del momento en el que intervenga la muerte, teniendo en cuenta los "avances recientes" de la ciencia.
Benedicto XVI había en el mismo tiempo condenado severamente el tráfico de órganos: prácticas "abominables" que la comunidad científica debe "rechazar", dijo y extendió su condena a "la creación y la destrucción de embriones humanos con fines terapéuticos".
AFP
La radio hizo pública una carta enviada por el secretario del papa, monseñor Georg Gänswein, al doctor Gero Winkelmann, de Munich.
Este médico hacía referencia, en artículos y conferencias destinadas a promover las donaciones de órganos para transplantes, a la carta firmada por el cardenal Ratzinger en la que el futuro papa escribía que donaría sus órganos.
"Si es cierto que el Papa ha redactado una carta para donar órganos, es también cierto, contrariamente a las afirmaciones públicas, que con su elección como jefe de la Iglesia católica, ésta se ha convertido ipso facto en obsoleta", declara Gänswein.
"El cuerpo de un Papa pertenece a toda la Iglesia universal", explicó a La Repubblica el arzobispo polaco Zygmunt Zimowski, ministro de salud del Vaticano. "Es comprensible que los restos mortales sean integralmente conservados, incluso con vistas a futuras posibles veneraciones", añadió, subrayando que esto "no quita nada a la validez y la belleza del gesto de la donación de órganos".
El cardinal Ratzinger reveló en 1999 que estaba inscrito en la lista de donantes de órganos, lo cual calificaba de "acto gratuito de afección y de disponibilidad".
El 5 de noviembre de 2008, Benedicto XVI reiteró la adhesión de la Iglesia católica a la práctica del transplantes de órganos a la vez que deseaba un "consenso de toda la comunidad científica" sobre la determinación del momento en el que intervenga la muerte, teniendo en cuenta los "avances recientes" de la ciencia.
Benedicto XVI había en el mismo tiempo condenado severamente el tráfico de órganos: prácticas "abominables" que la comunidad científica debe "rechazar", dijo y extendió su condena a "la creación y la destrucción de embriones humanos con fines terapéuticos".
AFP
No hay comentarios:
Publicar un comentario