Las peluquerías de China viven hoy su día más atareado del año: el “Er Yue Er” (segundo día del segundo mes en el calendario lunar chino), ya que la tradición marca que el primer corte de pelo debe hacerse en esta efeméride, en la que, según la leyenda, “el dragón levanta su cabeza”.
Un corte de pelo hoy asegurará un año próspero, dicen las creencias, pero además, si no se respeta la tradición y se va al peluquero antes de hoy, un tío materno del rapado morirá.
La tradición todavía es muy seguida incluso en la rápidamente cambiante China, y genera curiosas situaciones, como chinos que acuden a la peluquería hoy incluso con el pelo muy corto, sólo para cumplir la tradición y darse suerte, junto a otros con largas melenas que no pudieron raparse en un mes.
O peluquerías que han de permanecer hasta 18 horas abiertas debido a las largas colas, aunque también son muchos los peluqueros que trabajan en plena calle, sin local y con una simple silla y unas tijeras como herramientas.
La tradición, cuenta hoy la Agencia Xinhua, no ha sido siempre igual, ya que el que la comenzó, un anónimo peluquero de la antigüedad china, tenía, por contra, la costumbre de cortar el pelo a su tío cada Año Nuevo, como regalo por la festividad y para mostrarle su afecto.
Sin embargo, con el tiempo, y debido a la semejanza en chino mandarín de las expresiones “recordar al tío” y “matar al tío”, se comenzó a extender la superstición de que estos cortes de Año Nuevo podían causar grandes mortandades entre los hermanos de las madres, así que la costumbre dio un giro de 180 grados.
No es la única “maldición” que los antiguos chinos asocian a este día del año: también se consideraba que desde el Año Nuevo hasta hoy una hija no podía ver una lámpara en la casa de sus padres, ya que de hacerlo su suegro fallecería.
Por esta razón, el día de hoy era en muchas ocasiones el elegido por las hijas casadas para visitar por primera vez en el año a sus padres.
No obstante, si desafiaban esta amenaza celestial y visitaban en días anteriores, podían esquivar las calamidades marchándose del hogar de los progenitores antes de que cayera la noche y se encendieran las lámparas.
EFE
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