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lunes, 16 de mayo de 2011

Amenaza de bomba en Londres en víspera de histórica vista de Isabel II a Irlanda

La policía de Londres recibió una amenaza de bomba procedente de disidentes republicanos, según informó AFP. La reina Isabel II inicia este martes, entre fuertes medidas de seguridad, una histórica visita de Estado a Irlanda, la primera que efectúa un monarca británico a este país desde su independencia del Reino Unido hace casi un siglo.

Unos 10.000 efectivos de la Policía irlandesa (Garda) y del Ejército se desplegarán por todo el país para poner en marcha un dispositivo de seguridad sin precedentes en la isla, ante el temor de que grupos disidentes del inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) intenten perpetrar un atentado.

La Policía de Irlanda del Norte (PSNI) también se encuentra en estado de máxima alerta y, como la Garda, vigila estrechamente a conocidos disidentes, como demuestra que ambas fuerzas hayan detenido en los últimos días a supuestos miembros de las escisiones republicanas opuestas, en general, al proceso de paz y, ahora en particular, a la visita de la Reina.

Aunque la mayoría de la ciudadanía de la República de Irlanda entiende que la presencia de Isabel II entre el martes y el viernes refleja la normalización de las relaciones entre ambos países, una minoría sigue mirando atrás.

Los más radicales miden el pasado más reciente con el número de muertos, más de 3.000, que dejaron casi cuatro décadas de violencia entre católicos y protestantes leales a la corona británica en Irlanda del Norte.

Las relaciones entre Irlanda y el Reino Unido se han normalizado totalmente a raíz del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), pero el hecho de que la isla siga estando divida en dos jurisdicciones, da pié a que un reducido grupo de inconformistas mantengan la lucha armada.

Sea como fuere, ésta será la primera visita de un monarca británico desde que lo hiciera el abuelo de Isabel II, Jorge V, en 1911, poco antes de la guerra de independencia entre los dos países, de 1919 a 1921, conflicto que permitió la creación de un Estado Libre irlandés un año después a cambio de que seis condados del Ulster quedasen bajo control de Londres.

Varios miembros de los Windsor han visitado tanto el norte como el sur de la isla desde entonces, el príncipe Carlos de Inglaterra entre ellos, pero ninguno alcanza el valor simbólico que tiene la jefa del Estado británico y cabeza de la Iglesia protestante.

La presidenta irlandesa, Mary McAleese, ha calificado la llegada de Isabel II como "un momento extraordinario para la historia de este país", al tiempo que consideró que "es el momento adecuado" para darla la bienvenida.

"Es también una señal enorme del éxito del proceso de paz", afirmó la presidenta en una entrevista concedida a la Radiotelevisión irlandesa (RTE) que se emitirá hoy.

"Su Majestad, la Reina, la Jefa del Estado de nuestros vecinos más cercanos, de la gente con la que estamos creando un nuevo futuro, un futuro muy, muy diferente al pasado, sobre bases muy diferentes al pasado y creo que esta visita va a enviar el mensaje de que estamos, las dos jurisdicciones, dispuestas a convertir el futuro en un lugar mucho, mucho mejor", dijo McAleese.

Entre los que se oponen a la visita figura el partido Sinn Fein de Gerry Adams, antiguo brazo político del IRA, que apoya el proceso de paz, pero que opina que la presencia de la Reina reabrirá heridas del pasado.

Es quizá el caso de un grupo de familiares de las 34 personas fallecidas en 1974 en dos atentados cometidos por paramilitares protestantes de la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF) en Dublín y Monaghan (al norte de la República).

El Sinn Fein siempre ha mantenido que los terroristas protestantes y los servicios secretos británicos colaboraron en aquellas acciones, razón por la que las familias publicaron hoy una carta abierta a la Reina en la que piden que se desclasifique toda la información al respecto.

Otros grupos supuestamente vinculados a los disidentes republicanos, como Eirigi, han organizado actos de protesta en Dublín, Kildare (al sur de la capital), Cork (al sur de Irlanda) y Tipperary (centro del país), lugares que visitará la soberana.

No obstante, la seguridad es tan férrea que es improbable que los manifestantes logren acercarse significativamente a la comitiva oficial en cualquiera de los actos programados. AFP-EFE

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