El centro de Oslo se cubrió de nuevo de flores, una semana después del doble atentado de Anders Behring Breivik, con la catedral como epicentro de un dolor compartido, pero plasmado asimismo en ofrendas florales espontáneas en centenares de puntos de la ciudad.
Desde las vallas de protección junto al complejo gubernamental donde explotó el coche bomba, a las 13.26 GMT del viernes pasado, a las farolas de las calles adyacentes, escalinatas de edificios públicos, portales privados y hasta papeleras: cualquier punto de la ciudad es bueno para testimoniar la tragedia colectiva.
"No perdí a ningún ser querido en los atentados. Pero el dolor es de todos nosotros, noruegos o personas de tránsito por la ciudad", comentó a EFE Ingvild Bjarket, funcionaria del Ministerio de Energía, mientras colgaba una rosa en una señal de tráfico, tras el cordón de protección policial
Bjarket, de 46 años, lleva tres ramos en la cesta de su bicicleta, que piensa repartir por otros tantos lugares de la ciudad este viernes, una semana después del doble atentado que causó 76 muertos.
Una semana después de la explosión, aún no ha acudido a su puesto de trabajo, el edificio más afectado por la detonación de la camioneta con 500 kilos de carga explosiva que aparcó Breivik en el complejo gubernamental, para seguir viaje luego, en un automóvil alquilado, a la isla de Utøya, a unos 40 kilómetros de distancia.
"Utøya era nuestra isla y lo seguirá siendo. Ahí esperamos volver el próximo verano", afirmó Rolf, un muchacho de 16 años vestido hoy de luto riguroso, con un impecable traje negro y un pin en la solapa con las letras AUF, las iniciales de la juventudes socialdemócratas.
Rolf guarda cola ante la puerta de la catedral, junto con su compañero de militancia Carsten, igualmente con un traje negro y con el símbolo de su militancia en la AUF en la solapa.
Ambos esperan turno pacientemente para entrar en el templo luterano, donde de acuerdo con la tradición dejarán su mensaje escrito y una vela prendida, en esta ocasión en recuerdo de los 68 compañeros muertos en la isla.
Como ellos, decenas de muchachos vestidos igualmente de negro con el pin rojo en la solapa pasean por las inmediaciones de la catedral y el distrito gubernamental, que este viernes acogerán diversas manifestaciones institucionales y ciudadanas de duelo.
-EFE-