(EFE).- Los dueños de los equipos de la NBA y el sindicato de jugadores se reunieron hoy durante siete horas en un hotel de Nueva York y no dieron a conocer ningún tipo de avance en las negociaciones para la firma de un nuevo convenio colectivo.
La única información oficial que se dio al concluir la sesión de trabajo del sábado, segunda consecutiva que mantienen ambas partes, es que el lunes también habrá reunión.
Sólo el vicepresidente ejecutivo de jugadores, Maurice Evans, de los Wizards de Washington, que abandonó la reunión antes que concluyese por cuestiones personales, ofreció algo de optimismo acerca del ambiente que se vivía dentro de la sala de trabajo.
A las preguntas de los periodistas, Evans dijo que “todo marchaba bien”, pero sin dar ningún tipo de detalles ni especificar si se había conseguido algún tipo de progreso en las negociaciones.
Más tarde, a la salida de la reunión, el presidente del sindicato, Derek Fisher, el base de los Lakers de Los Ángeles, se limitó a decir que habrá otra reunión el lunes con un grupo menor de representantes de ambas partes para el martes hacer otra de mayor participación.
Sin embargo, el domingo no habrá reunión, algo que el comisionado de la NBA, David Stern, había dicho que podría ser factible si se trabaja en la dirección para superar el bloqueo que se da en las negociaciones y que amenazan con la posibilidad real de comenzar a cancelar los primeros partidos de la temporada regular.
Stern había adelantado durante toda la semana que si no se lograban avances concretos el viernes, sábado y domingo, el tiempo se les agotaba a las dos partes para evitar la cancelación de partidos e inclusive que corriese el riesgo toda la temporada regular.
“Ambas partes aceptaron que las consecuencias de no llegar a un acuerdo nos llevan a la posibilidad de perder partidos de temporada regular, en algún momento no muy lejano”, declaró Stern.
El argumento expresado por Stern es que una vez que se comiencen a cancelar partidos de la temporada regular, los jugadores tampoco reciban sus cheques con el dinero del salario y los dueños pierdan también dinero, por lo que las posturas por ambas partes se van a endurecer.
El hecho de no haber dado a conocer ningún avance concreto al concluir la reunión de hoy, sábado, es interpretada por los expertos en la firma de convenios colectivos, que ya es imposible que para el 1 de noviembre pueda estar cerrado el de la NBA, aun en el caso que la próxima semana llegasen a un acuerdo.
Mientras, el cierre patronal cumple hoy ya tres meses desde que se inició en pasado 1 de julio cuando los dueños de los equipos cancelaron todas las actividades deportivas dentro de sus respectivas organizaciones al no haber llegado a ningún acuerdo para la firma del nuevo convenio colectivo.
Stern dejó escapar que el sindicato estaba conforme con la propuesta de la liga de correcciones al sistema de distribución de ingresos entre los equipos, que los jugadores ven como una manera de enfrentar las pérdidas que sufre la NBA, que también aceptan.
Sin embargo, no parece que el gran obstáculo hasta ahora, como es el tope salarial, sufriese concesiones por ninguna de las dos partes, con los jugadores que se resisten a la ejecución de un límite rígido en lugar del sistema actual, que permite excepciones.
Pero, con el nuevo plan de distribución de ingresos que desean los dueños, la liga triplicaría el fondo que se reparten los equipos, que este año fue de 54 millones de dólares, y para el tercero del nuevo convenio cuadruplicaría al actual.
Por su parte, los dueños suavizaron su exigencia de un tope fijo y propusieron cuatro niveles ascendentes del “impuesto al lujo” que los equipos pagan por excederse del límite.
Pero Fisher, sin dar detalles, declaró que esto aún no era suficiente, ya que el nuevo sistema, en casi todos los sentidos sería un tope rígido para los equipos.
“No significa que la negociación se haya terminado, pero no está para nada cerca del punto en que podríamos aceptar“, agregó Fisher.
Tampoco están de acuerdo los jugadores en la exigencia de los dueños de cambiar el porcentaje en el reparto de los ingresos entre los equipos y los profesionales, al menos no hasta el nivel que desea la NBA, y que es pasar del 43 por ciento que recibían los dueños en el antiguo convenio al 52 por ciento que desean en el nuevo.