El Parlamento griego vota hoy su futuro entre el sacrificio y el caos
“Ya estamos en bancarrota, en realidad, pero nos van a dar dinero para salir de ella y hay que aprovecharlo”. El cineasta Sotiris Goritsas, conocido por sus filmes satíricos y sociales, se confiesa en el barrio de Exarchia de Atenas. “Es impopular lo que digo, pero lo que nos pide Europa y el Fondo Monetario Internacional debimos haberlo hecho hace años, hay mucho que reformar, combatir el fraude fiscal, por ejemplo. La gente protesta, pero en el fondo de su corazón sabe que ha vivido por encima de sus posibilidades”, dice.
La gente, en efecto, protesta. Ayer, segundo día consecutivo de huelga general, los manifestantes se enfrentaron de nuevo a la policía en la plaza Syntagma, frente al Parlamento. Dentro, los líderes políticos clamaban a sus parlamentarios para que aprueben el plan de rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y los recortes que conlleva, para evitar el adiós al euro. El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, confirmó que los créditos de 130.000 millones de euros no bastarían y habría que elevarlos en 15.000 millones hasta 2015 y aseguró que los inspectores de la troika (UE, FMI y Banco Central Europeo) lo habían propuesto al Eurogrupo.
El primer ministro, Lukas Papademos, logró un acuerdo de su Gabinete el viernes, pese a las renuncias de varios miembros, pero hoy el Parlamento debe refrendarlo y teme a los rebeldes. Papademos mandó un mensaje al país por la noche, advirtió que el rechazo a los ajustes supondría “la bancarrota” y “el caos social”. “Los demagogos dicen que es mejor la bancarrota [que el acuerdo con la troika], pero la bancarrota sólo creará una explosión social y el caos”, afirmó. “Sabemos que el aguante de la gente está llegando a su límite”, admitió, pero “debemos arreglar lo que hemos hecho mal”.
Fue curioso oír en el Parlamento a Yorgos Papandreu, que cayó en noviembre, rechazado por esa Cámara, precisamente porque quería someter a un referéndum ese programa. Lo recordó: “He perdido amigos, mi familia ha sufrido, renuncié a mi cargo, fui insultado y vilipendiado como ningún otro político lo ha sido nunca en este país”, pero “nada de eso es comparable con lo que sufrirá nuestra gente si no hacemos lo correcto”.
El líder de los conservadores de Nueva Democracia, Antonis Samaras, advirtió de que, quien vote no, “no será candidato en la próxima elección”. El Gobierno, respaldado por Pasok y Nueva Democracia, cuenta con una holgada mayoría parlamentaria —236 de los 300 miembros— pese a la deserción de 16 los derechistas de Laos. Pero hay socialistas y conservadores que planean votar contra el plan, que incluye el recorte en un 22% del salario mínimo, rebaja de las pensiones y el despido de 15.000 funcionarios este año (150.000 hasta 2015). Además, los acreedores privados renuncian a cobrar la mitad de los 206.000 millones que tienen en deuda griega. Venizelos concretó ayer que el país emitirá 70.000 millones en nuevos bonos y que 30.000 de estos serían pagados por los socios europeos a los prestamistas, según Bloomberg.
Bruselas reclama los compromisos sobre las reformas por escrito, se fía poco de los políticos griegos. Goritsas remata: “Los gobernantes sienten algo así como que tienen que matar a sus propios hijos, pero, como en la tragedia griega, estos deben a su vez matar al padre, ser adultos”.
EL PAIS