La sucesión de reformas puestas en marcha por el Gobierno en su poco más de mes y medio que lleva en el poder no han logrado aplacar las dudas sobre España y su sector financiero. De hecho, la banca se estádesplomando en Bolsa en el mismo día que el Congreso debate y aprueba el nuevo marco normativo del sector. En cuanto a la situación de la deuda española, los eventuales efectos analgésicos de los ajustes anunciados en diciembre y de la reforma laboral que vio la luz el pasado viernes se han visto superados por el temor a un efecto contagio de Grecia, donde la eurozona está volviendo a encallar, ya que es incapaz de cerrar la solución a su crisis.
Por culpa del recrudecimiento de las dudas sobre el conjunto del euro en general y de España en particular, la rentabilidad exigida a los bonos españoles está subiendo en el mercado secundario, donde se intercambian los títulos del Tesoro por los agentes privados una vez emitidos, lo que supone que los inversores están vendiendo deuda española. El repunte del interés ha motivado un incremento de la prima de riesgo, que equivale al sobreprecio exigido a los bonos a 10 años frente a los alemanes.
El repunte de las dudas, asimismo, también ha llegado al mercado primario, donde el Tesoro realiza las subastas. De hecho, hoy, el organismo dependiente del Ministerio de Economía ha roto la racha positiva de las últimas emisiones al ver como aumentaban los intereses que reclaman los inversores por compra su deuda, aunque el ascenso ha sido mínimo y ha seguido colocando los objetivos máximos de la operación.
En las últimas emisiones del Tesoro, España se había visto beneficiada por la lluvia de liquidez extraordinaria con la que el Banco Central Europeo ha regado a la banca europea, lo que aumentó la demanda de las entidades por la deuda de los periféricos. Las medidas también motivaron una importante mejora en términos de prima de riesgo. Sin embargo, su efecto se está moderando a la espera de que el BCE vuelva a inyectar fondos al sistema, lo que tendrá lugar el 29 de este mes con su segunda subasta de liquidez a tres años.
Junto a las dudas en el mercado de deuda, la banca también sufre la desconfianza de los inversores sobre su solvencia. Pese a que el ministro del ramo, Luis de Guindos, ha elevado hoy a 52.000 millones de euros el saneamiento que conlleva la reforma, los inversores no se creen que sea suficiente. En este punto, de la cifra total, aproximadamente la mitad del saneamiento previsto se trata de unmejor ajuste contable en los libros de las entidades.
Además, la evolución de la economía, donde el retroceso del consumo y la caída de la inversión pública han dejado a España en el camino de la recesión, no les va a ayudar a obtener los recursos que necesitan para ello. En este apartado, las previsiones tampoco son buenas, tal y como ha reconocido hoy el ministro de Economía, que ha augurado en el Congreso un "empeoramiento" a corto plazo del Producto Interior Bruto (PIB).
En el horizonte próximo, falta por conocer cómo logrará reducir el Gobierno el déficit del 8% de 2011 al 4,4% comprometido ante Bruselas en el Plan de Estabilidad. El esfuerzo, ímprobo, en opinión del FMI, equivale a 3,6 puntos del PIB, de los que 1,5 puntos ya corresponden a las medidas anunciadas en diciembre. Sobre cómo se alcanzará el resto del ahorro, equivalente a unos 22.000 millones, el Ejecutivo insiste en que concretará las nuevas medidas en marzo, cuando tiene previstopresentar su presupuesto para este año. Y eso pese a que la UE le ha instado a hacerlo cuanto antes
EL PAIS