El presidente sirio Bashar al Asad promulgó una nueva amnistía para los crímenes cometidos antes de este martes, mientras la guerra civil seguía sin solución a la vista con grandes divergencias entre los países occidentales por un lado, y Rusia, China e Irán por el otro.
Asad ya ha anunciado varios decretos de amnistía desde que comenzó un levantamiento contra su régimen, hace más de dos años, a pesar de que no está claro si han sido aplicados, y decenas de miles de presos políticos siguen en la lista de desaparecidos.
La agencia oficial de noticias SANA anunció que en conformidad con la última amnistía, vigente a partir del 16 de abril, "la pena de muerte será reemplazada por una cadena perpetua a trabajos forzados".
La amnistía daría sentencias más breves a personas encontradas culpables de unirse a la rebelión, pero no se aplicaría a los que fueron encontrados culpables de contrabando de armas o de crímenes relacionados con las drogas, agregó SANA, citando el texto de dicho decreto.
Este decreto también anula las condenas a muerte contra las personas mayores de 70 años.
Los grupos de defensa de derechos humanos a menudo han acusado al régimen de Damasco de mantener a personas incomunicadas y de torturarlas, entre otros abusos.
La última declaración de amnistía de Asad tiene lugar un día antes de que el canal de televisión Al Ijbariya, favorable a su régimen, difunda una entrevista al presidente.
Al Ijbariya publicó en su página Facebook una fotografía de Asad sentado en una oficina con dos periodistas.
El régimen de Asad está combatiendo a una rebelión que comenzó cuando sus fuerzas lanzaron una brutal represión contra las protestas pacíficas, inspiradas en las manifestaciones de la Primavera Árabe, que comenzaron en marzo de 2011.
Este conflicto costó la vida a decenas de miles de personas y obligó a más de cinco millones a huir de sus hogares, incluyendo a más de un millón de refugiados.
Al menos 87 personas murieron en diversos actos de violencia en todo el país el lunes, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una organización no gubernamental con sede en Gran Bretaña que se basa en una amplia red de militantes, médicos y abogados en Siria.
El martes, los militares sirios lanzaron ataques aéreos contra una zona situada cerca de la Base 17, en la provincia de Raqa (norte), cuya capital cayó en poder de los insurgentes a principios de marzo, indicó el OSDH.
Esta base, sitiada por los guerrilleros, es una de las pocas fieles al régimen que siguen siendo bastiones de Asad en la provincia.
En el distrito de Baramkeh, en el centro de Damasco, se registró una explosión ocasionada por un artefacto colocado en un automóvil, agregó el OSDH, que señaló al menos tres heridos.
La comunidad internacional sigue dividida sobre Siria, donde por el momento no hay señales de una solución al conflicto. Varios países occidentales y árabes apoyan al levantamiento contra Asad, mientras que Rusia, China e Irán respaldan al régimen. AFP