Irak celebra este sábado elecciones provinciales que permitirán medir la popularidad del primer ministro Nuri al Maliki y la situación de la seguridad desde la retirada de las tropas estadounidenses a finales del 2011.
Los iraquíes irán a las urnas en 12 de las 18 provincias. La campaña electoral transcurrió en un ambiente de extrema violencia, con 14 candidatos asesinados en lo que va del año y decenas de atentados. El lunes, una nueva oleada de ataques dejó 50 personas y más de 300 heridos.
Un total de 8.000 candidatos se disputan 378 escaños. Estos comicios son de gran importancia, ya que las asambleas provinciales designan a los gobernadores, figuras clave en el sistema federal iraquí.
El gobernador tiene poder decisorio en la administración, las finanzas y la reconstrucción. Entre estos temas se encuentran los que más preocupan a la población: el mal funcionamiento de la red eléctrica y las carencias de los servicios públicos.
El contexto político actual aumenta el interés de estas elecciones.
Maliki, un chiita, se enfrenta desde hace más de cuatro meses a un movimiento de contestación de la minoría sunita y de sus socios en la coalición, que lo acusan de acaparar el poder.
En el oeste y el norte del país, donde son mayoritarios, los sunitas reclaman su dimisión y se manifiestan para exigir que ponga fin a la "marginación" de la que se consideran víctimas.
Según ellos, las autoridades abusan de las leyes antiterroristas para arremeter contra su comunidad.
Esta inestabilidad llevó al gobierno a aplazar las elecciones en Anbar (oeste) y Nínive (norte), dos provincias de mayoría sunita. Tampoco las habrá en Kirkuk, ni en las tres provincias del Kurdistán iraquí, que tienen su propio calendario.
Al final, solamente 12 de las 18 provincias acudirán a las urnas.
Los comicios "cristalizan la polarización surgida en función de la pertenencia religiosa, de forma aún más flagrante que en las anteriores elecciones" legislativas de marzo de 2010, afirma Crispin Hawes, director del servicio de Oriente Medio en Eurasia Group.
"Este es el problema fundamental de Irak. Que yo sepa, nadie habla nunca de política. (Los partidos) no se dintinguen los unos de los otros en función de la política", sino de las comunidades religiosas a las que representan, explicó.
El enfrentamiento entre las distintas comunidades iraquíes desembocó en una espiral de violencia en 2006 y 2007.AFP