El Senado de Estados Unidos inició el debate formal de una reforma migratoria integral que abre una vía para la legalización y eventual ciudadanía de la población indocumentada.
La Cámara alta aprobó dos mociones clave para arrancar el esperado debate, horas después de que, durante un acto en la Casa Blanca, el presidente Barack Obama exhortara al Congreso a que apruebe la reforma antes del fin del verano en este país.
Con 84 votos a favor y 15 en contra, el Senado aprobó la segunda medida de procedimiento clave con la que inicia el debate de enmiendas para modificar el plan reformista.
La primera medida, horas antes, obtuvo una votación de 82-15. La medida, de unas 1.076 páginas y que será debatida en las próximas tres semanas, permite la legalización y eventual ciudadanía de unos 11 millones de inmigrantes indocumentados en los EEUU, e incrementa la vigilancia en la frontera con México, entre otros elementos.
Entre los que votaron en contra del inicio del debate figuraron los senadores republicanos Mike Lee, de Utah; Ted Cruz, de Texas; Jeff Sessions y Richard Shelby, ambos de Alabama, y David Vitter, de Luisiana.
Entre los republicanos que votaron a favor, figuraron Jeff Flake, de Arizona; Lindsey Graham, de Carolina del Sur, y Marco Rubio, de Florida, todos ellos miembros del "Grupo de los ocho", el grupo bipartidista que elaboró el proyecto de ley desde enero pasado, y lo presentó en abril.
John McCain, otro miembro de ese grupo, no estuvo presente en ambas votaciones y su oficina no estuvo disponible para contestar a preguntas de la prensa.
El "sí" también provino de republicanos como el líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, quien explicó a los periodistas horas antes que votaría a favor de debatir enmiendas que mejoren el plan.
"Pero en los días venideros, habrá necesidad de hacer grandes cambios a este proyecto de ley si es que se convierte en ley", afirmó McConnell.
También el senador republicano de Texas, John Cornyn, permitió empezar el debate, aunque ha dejado en claro su exigencia de supeditar la legalización a la seguridad fronteriza.
De hecho, Cornyn promueve una enmienda que, entre otros elementos, incrementa los fondos para la vigilancia fronteriza y para la contratación de otros 10.000 agentes de la Patrulla Fronteriza.
Aunque ambas votaciones eran de "procedimiento", su importancia yacía en su gran carga simbólica, porque demostraron que incluso los detractores de la reforma migratoria están dispuestos a debatir la medida.
Previo a la segunda votación, tanto demócratas como republicanos tomaron turno para defender sus posiciones en torno a la que sería la mayor reforma migratoria en los Estados Unidos desde la de 1986, que legalizó a unos tres millones de extranjeros clandestinos.
EFE