El papa Francisco, el primer pontífice argentino y latinoamericano de la historia, recibió en audiencia privada en el Vaticano a las selecciones absolutas de fútbol de Italia y Argentina, que mañana, miércoles, disputarán en Roma un partido amistoso en su honor.
Ante directivos y jugadores de ambos países, entre ellos el barcelonista Lionel Messi, el papa Jorge Mario Bergoglio, exarzobispo de Buenos Aires y seguidor confeso del equipo argentino San Lorenzo de Almagro, pidió que se elimine toda muestra de "discriminación" de los estadios y que, aunque el fútbol se ha convertido en un negocio, no pierda nunca el carácter deportivo.
"Será un poco difícil para mí animar a una o a otra (selección mañana), pero por suerte es un amistoso. Y que sea verdaderamente así, os lo pido", dijo el pontífice a las dos delegaciones en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
"Vosotros, queridos jugadores, sois muy populares, la gente os sigue mucho, no solo cuando estáis sobre el terreno de juego, sino también fuera. Es una responsabilidad social", agregó el pontífice, que dijo que en el fútbol prima la "camaradería" y no hay lugar para el "individualismo", sino para la "coordinación del equipo".
Según el pontífice argentino, los valores de belleza, altruismo y camaradería que se pueden ver en el juego de un equipo de fútbol "se encuentran resumidas en un término deportivo que no se debe abandonar jamás: "aficionado", "amateur"".
"Es verdad que la organización nacional e internacional profesionaliza el deporte y tiene que ser así, pero esta dimensión profesional no debe dejar nunca a un lado la vocación inicial de un deportista o de un equipo, la de ser aficionado", insistió.
El papa dijo a los jugadores que "antes de ser campeones, son siempre hombres, personas", con sus virtudes y sus defectos, con su corazón y sus ideas, con sus aspiraciones y sus problemas.
Por ello, les instó a que, aunque sean "personajes" conocidos, no pierdan nunca su condición de "hombres portadores de humanidad", tanto en el deporte como en la vida, y además les pidió que recen por él, para que pueda "jugar un partido honesto y valiente por el bien de todos" en el terreno de juego en el que le ha puesto Dios.
Las dos delegaciones, que entre jugadores, dirigentes y funcionarios de ambas federaciones de fútbol suman unas 200 personas, llegaron a bordo de ocho autobuses a la Ciudad del Vaticano.
La delegación argentina, de la que participan dirigentes de clubes como el presidente del Boca Juniors, Daniel Angelici, y el vicepresidente del San Lorenzo, Marcelo Tinelli, entregó varios regalos al papa, entre ellos una bandeja de plata y una réplica tallada en madera de la estatua de San Francisco de Asís que se encuentra en la sede de la federación de fútbol en Buenos Aires.
Capitaneados por el presidente de la Federación de Fútbol Argentina, Julio Grondona, también le entregaron una camiseta de la selección "albiceleste" con el nombre de Francisco y firmada por todos los jugadores y el cuerpo técnico argentino.
Además, le obsequiaron con el número de la revista de la Federación de Fútbol Argentina dedicado al papa y una carta con la descripción de las iniciativas de los clubes argentinos en favor de los jóvenes del país, toda vez que los representantes de estos le regalaron además un recuerdo específico, como un libro en el caso del Boca Juniors.
Por su parte, la selección de Italia, país al que Bergoglio se siente muy cercano ya no solo por motivos geográficos, sino también en calidad de obispo de Roma, le entregó al papa una camiseta del combinado "azzurro" y un olivo, símbolo de vida, paz y sencillez, valores que se identifican con la orden franciscana.
EFE