El volcán Chaparrastique de El Salvador tiende a bajar su actividad pero aún es una amenaza tras la repentina erupción del domingo pasado, en una nueva señal de la vulnerabilidad del territorio salvadoreño por su origen volcánico.
"Todavía es demasiado temprano para decir que esto ya pasó", advirtió a los periodistas el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Herman Rosa Chávez.
El Chaparrastique, situado en el departamento de San Miguel (este) y uno de los ocho volcanes activos en El Salvador, lanzó el domingo una gran nube de ceniza que se disipó en poco más de 24 horas sin causar muertos, heridos o daños materiales graves.
Sin embargo, el coloso aún expulsa gases, principalmente dióxidos de carbono y de azufre, que en grandes concentraciones pueden ser mortales, por lo que las autoridades piden a la población de las faldas y alrededores que no se acerque a la zona de riesgo.
Los expertos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) han detectado una disminución de las vibraciones del volcán, que han bajado a niveles inferiores a los previos a la erupción, así como de las exhalaciones de gases.
"El volcán busca estabilizarse, tenemos una reducción significativa" de su actividad y "hay menores concentraciones de dióxido de azufre", declaró a periodistas la viceministra del MARN, Lina Pohl.
Al igual que otras autoridades, Pohl enfatizó que persisten los riesgos, no sólo por los gases, sino los de una nueva erupción, que podría contener lava.
"Aunque los indicadores son positivos, mantenemos las alertas" declaradas tras la erupción, dijo el director de Protección Civil, Jorge Meléndez.
Protección Civil mantiene alerta naranja (alto riesgo) en el departamento de San Miguel; amarilla (prevención) en el departamento de Usulután, contiguo al primero, y verde (precaución) en el resto del país.
EFE